Durante diez años he escrito en este, mi blog de liderazgo personal, aportando mi granito de arena a la humanidad, hablando de nuestro poder personal, de ver posibilidades en medio de las crisis, de reconocer nuestros recursos… pero hoy, hoy no tengo ganas de ser optimista. Nunca hablo en términos agresivos y hago siempre llamados para ser respetuosos con el otro, así no estemos de acuerdo con ese otro.. y eso no cambia, a pesar que hoy no tengo ganas de ser optimista.
Al ver tantas imágenes de lo ocurrido en varias ciudades, las aglomeraciones, los empujones, el apuro de un colectivo por hacer compras, ni siquiera de ¡primera necesidad!: televisores, electrodomésticos y otros fueron los protagonistas de esas imágenes que ya están dando la vuelta al mundo, al ver todo esto el corazón se me arrugó, y mi fe en la humanidad cayó un poco, se recuperará seguro que sí, volveré a mi esencia seguro que sí, pero hoy no.
Tanto esfuerzo de muchas personas que como yo hemos respetado cada directriz en el aislamiento, viendo nuestros ingresos reducidos como miles de profesionales independientes (no soy asalariada, trabajo en formación empresarial por contratos, así que si las empresas no están bien, la formación tampoco), ¿para qué? ¿me cuido, nos cuidamos? ¿alguno de los cientos que salieron hoy por espíritu consumista lo cree? ¿en serio les importa tan poco la vida de los miles y millares que si nos importa? Si solo uno de ellos, bastaría tan solo con uno, hubiera estado contagiado, para que estemos corriendo el riesgo de alertas rojas en todas las ciudades donde ocurrió esto y… ¿otra vez cuarentena total? Pero claro, con televisor nuevo.
Esto no lo escribo desde el enojo, sino desde el dolor de ver cómo una sociedad no aprende.
El coronavirus nos ha traído la lección más grande del siglo y parece ser que millones no lo han aprendido: respeto por quienes están a mi alrededor.
Señores y señoras que se fueron de compras sin el cuidado que debían tener: de corazón espero que las disfruten y que haya valido la pena poner en riesgo su salud y la de quién sabe cuantos más. Recemos para que un milagro permita que nadie, nadie en esos tumultos haya cargado con el virus y esto solo quede como un llamado a que en próximas ocasiones seamos conscientes que un tv cuando se apaga o se daña se puede arreglar o remplazar, pero una vida si se apaga, se apaga.
Y a los que continuamos dándole el justo valor a cada cosa, no desistamos, por ahí con el tiempo se van sumando más, hoy leía a Pepe Mujica y lo parafraseo: “no hay ninguna magia en esta pandemia que nos asegure que cuando pase somos menos egoístas de lo que somos hoy y que vamos a cambiar visceralmente”, “no cabe duda de que va a incidir en mucha gente que va a ir revolviendo la olla de nuestra civilización, sembrando cositas que probablemente pocos entiendan y acompañen al principio, pero que en el fondo son semillas del porvenir”….
Ups, perdón, se me salió lo optimista al final… algo bueno va a quedar de todo esto…
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