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Hay un dicho popular «calladito se ve más bonito», yo le voy a hacer una pequeña modificación a «concentradito va más rapidito»… Bueno, creo que exageré un tris en el cambio pero conste que mantuve la parte linda del verso.

Al grano: si hay algo que impacta negativamente nuestros resultados es la ausencia de la habilidad de concentración y foco. Otro título que pensé a este artículo de hoy fue «Objetivo se escribe con F de FOCO«, no con O de «¡Oh, me acordé que debo hacer algo más!, ¡Oh, mejor como que dejo esto así un momento, mientras avanzo en…! ¿se va entendiendo la idea? Así que volvamos a conectar con el título que ganó: si hay algo que está a medio camino y a ritmo lento es muy probable que la causa sea la falta de foco.

Vivimos en la era de la desconcentración, alimentada por estímulos visuales y auditivos que nos llegan de fuentes que hace tres décadas estaban empezando a aparecer, y hoy llegan a través de los canales digitales. En ese entonces, para entretenernos teníamos que prender la radio, conversar con alguien o «echar globos» con nosotros mismos. Ahora, solo debemos abrir una pestaña en el navegador y el universo entero está a nuestro alcance: google, redes, chats… o entrar a la ventana verde de whatsapp y revisar los cientos de mensajes de los grupos a los que seguramente pertenecemos.

Palabras más, palabras menos: la ineficiencia a un clic.

Uno de los temas que aparecen con mayor frecuencia en los pedidos que me hacen empresas para talleres, paralelo al de la comunicación o procesos de coaching, tiene que ver con esto que hemos llamado «gestión del tiempo», es decir cómo administramos ese recurso finito llamado «tiempo» y podría resumir los panoramas más frecuentes con los que me encuentro en dos situaciones:

  1. El bajo nivel de habilidad interna para colocar barreras a estímulos externos, que afectan la concentración.
  2. Alta competencia de la(s) persona(s) para ocuparse de varias cosas al mismo tiempo, pero sin priorizar.

Esto sucede en todos los niveles. En mi rol de coach y mentora de escritores también lo evidencio Queremos escribir desde un mail hasta un libro, pero cuando nos sentamos a hacerlo nos acordamos de otra cosa así que nos decimos complacientemente: «antes de empezar hago mejor esto otro y luego si me siento tranquilo a escribir» y resulta que «esto otro» tomó mas tiempo del previsto y finaliza el episodio con frases como «ya es muy tarde, mejor mañana lo hago» y ese mañana se demora en llegar…

¿Cómo se refleja en el cumplimiento de tareas que no debemos entregar «ya»? Sencillo, que con el correr de los días la fecha de entrega se acerca sin avance, hasta que llega la tan temida «¡cierto que esto es para esta semana!», acompañado de un movimiento muscular espontáneo que eleva nuestros brazos y lleva nuestras manos hacia la cabeza… y entonces, como por arte de magia, ahora sí somos capaces de dejar otras tareas y ¡a correr!

¿Te suena conocido?.. NO, estoy segura que a ti no te pasa eso… pero por si acaso, he aquí unas recomendaciones prácticas:

  1. Categoriza y prioriza tus tareas, una herramienta fabulosa es la Matriz de Eisenhower, ahora sí puedes googlear y buscarla.
  2. Una vez tengas claras tus prioridades adjudícales bloques de tiempo en la semana.
  3. Si vas a escribir o enfocarte en un tema, también hazlo por bloques en donde dediques X tiempo a escribir (o a lo que sea) , solo a eso, y luego otro bloque a descanso. Recomiendo la Técnica Pomodoro.
  4. Haz del enfoque y concentración un hábito. Hacer muchas cosas en el día, pero sin claridad enlas  prioridades no va a  llevarte a cumplir tus objetivos. Al contrario, te arriesgas a terminar agotado y sintiendo, además, que no terminaste nada.

Enfocarse te mantiene en el momento presente, porque como bien lo dijo el gran maestro Oogway a Po en Kun Fu Panda (quienes tienen nenes saben muy bien a cual clásico me refiero y quienes no, nuevamente pueden googlear) «El ayer es historia, el mañana es un misterio, el hoy es un regalo, por eso se llama presente»

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