Conversaciones de una Coach

Ese letrero, en esa puerta, de esa casa, le llamó profundamente la atención: ¡¿Ha sido víctima de un SI cuando el otro ya sabía que era un NO? ¡No guarde silencio! ¡Denuncie! … Decir NO … Coralina Achioque había salido a caminar un poco a cualquier hora, por cualquier calle, con un solo objetivo: nada. Pocas veces lo hacía, siempre tenía una hora específica, una calle marcada y un objetivo claro que iba desde una compra X hasta ir a una empresa o una persona particular para hacer una sesión de coaching o entrenamiento. Nunca salía a la deriva… bueno… casi nunca.

Y como no se puede ir en contra de las leyes naturales y es bien sabido que el Universo tiende siempre a llenar los espacios vacíos – con lo que sea-, esta no podía ser la excepción y en la mente de Coralina se instaló algo que para ella era irresistible: la curiosidad. Embelesada con el letrero y en las preguntas que le sugería, comenzó a escuchar voces dentro del lugar. Pareciera una reunión… prestó atención… “paró oreja” y ¡Si! Había una reunión dentro. ¿Será que paso? ―pensó― y cómo si hubiera hecho esta pregunta en voz alta, la respuesta llegó en forma de un joven quién, mientras tocaba el timbre, la miró y con una sonrisa le preguntó “¿vienes a la reunión?” y ella automáticamente respondió “Si” y le devolvió la sonrisa.

Una vez dentro y a pocos pasos de la entrada, a mano derecha, una puerta daba paso a un salón amplio. La curiosidad de Coralina estaba en su punto máximo, la sentía moverse en su estómago y bajar a sus piernas presionándola para caminar más rápido. Le hizo caso y pronto estaba adentro. Habían cerca de 30 o 40 personas y al frente de todos, con micrófono en mano, un hombre y una mujer parecían ser los anfitriones y … según le fue pareciendo, los “incitadores”.

― ¡A ver señores y señoras!, ―decía el hombre― ¡llegó la hora de hacer valer nuestros derechos! Ha llegado la hora de exigirles a todos aquellos que nos han engañado con sus “SI” que reparen los daños que nos han causado por no haber tenido los “cojones”… ―se detuvo y con una risa picara aclaró― que pena estoy viendo la “Casa de Papel” y “vamos que se me ha quedado el tonito” ―en acento marcado español que despertó una carcajada colectiva― entonces ―volvió el tono serio― decía que no tuvieron el valor de decir desde un comienzo NO y nos sembraron falsas esperanzas ¿de qué? A ver… a ver… anímense a compartir… usted Claudia, rápidamente cuéntenos que le pasó

Todas las miradas giraron hacia una chica de unos 30 años, quién sin miedo alguno se puso de pie

―Dos años de mi vida, ¡dos años! ―mostraba en una mano dos dedos extendidos― en una empresa que, ante mi pedido de ascenso, me decían siempre que SI que esperara un poco más que una cosa, que la otra, y luego de ese tiempo, un día y ante la amenaza de renuncia simplemente la misma persona que por ese tiempo me dijo que SI, me confesó que en realidad en esa empresa la política de ascensos a ciertos cargos estaba solo destinada al grupo familiar. ¿Por qué no me dijo que NO desde el comienzo? Yo hubiera podido buscar otras posibilidades o de pronto aceptarlo y no vivir con falsas expectativas.

Se sentó tensa, la voz al final casi le temblaba ¿rabia? ¿decepción?

Y entonces tomó la palabra la  mujer con micrófono

―Gracias Claudia, y así como ella todos los que estamos aquí hemos sido víctimas de esos SI. No nos vayamos mas lejos. Cada semana no reciben frases como “si, mañana te llamo… y ¿nunca llega la llamada?”; les propones una alianza o algo y te dicen “Si, cuenta conmigo… y luego ¿simplemente no contestan?”, o esta que es olímpica: les pides ayuda en algo y responden “Si, por supuesto, claro, llámame la otra semana… y ¿no te vuelven a pasar al teléfono?” … ¿Por qué no dicen que NO desde un comienzo? ¡Es hora de ponerle fin a esto! ¡Vamos a denunciar públicamente a cada persona que nos ha engañado!

La sala estaba alborotada, todos estaban de acuerdo, es más Coralina pareciera querer unirse, se sintió identificado en TODOS los casos, pero decidió hacer algo más y alzo la mano… la mantuvo alzada hasta que la mujer del micrófono la vió y le hizo señas para que hablara.

―Buenos días ―empezó tímidamente― y ¿si los engañados son ellos?

La sala se llenó de rumores “es ridículo, como van a ser los engañados quienes tienen el coraje de engañar a otros” “¿y quién es esta?” Coralina decidió continuar

― ¿Y si ellos no son competentes para decir NO? Es claro que no tienen la valentía de hacerse cargo de su incapacidad para generar confianza, porque, también es claro por lo que aquí se ha dicho, que esas personas que les han dicho SI en lugar de NO ya no tienen su confianza, y así como lo han hecho con ustedes, es  seguro se lo han hecho a otros, y lo que es más grave: se lo han hecho a ellos mismos y en más de una ocasión se han auto-traicionado y han dicho NO  a cosas que sí querían para su vida, auto-causándose dolor e insatisfacción.  Ahora les pregunto

¿qué tan capaces son ustedes para decir que NO a lo que no pueden realmente cumplir o a lo que no quieren vivir?

El silencio era total

―Lo que no entienden esas personas o no entendemos nosotros mismos es que cada vez que consideremos que debemos decir NO y no lo digamos, vemos nuestra dignidad comprometida, así como que cada vez que decimos NO y ello sea pasado por alto, consideraremos que no fuimos respetados

El NO define el respeto que nos tenemos a nosotros mismos y que nos tendrán los demás

Si una vez les dijeron que SI y al tiempo ustedes se dieron cuenta que era un NO ¿qué les faltó para reclamar o para alejarse de esa persona? ¿No estaban ustedes allí siendo incapaces de hacerse cargo de sus propios NO?

Coralina respiró. Supo que era suficiente y calló. Y el vacío que generó ese silencio pronto fue llenado con palabras provenientes de unos y otros… así que ella tomó una decisión, dio media vuelta y cuando había dado dos pasos rumbo  a la puerte, oyó que el hombre de micrófono le dijo

―Señorita, ¿no nos va a seguir acompañando?

Ella, respiró, giró para verlos a todos, les sonrió y simplemente les dijo

―NO, gracias. Me voy

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