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La palabra feedback es un préstamo del inglés compuesto por to feed ‘alimentar’ y back ‘atrás’. En español se puede traducir como retroalimentación y en particular en el ámbito de la comunicación, en palabras sencillas, podríamos decir que es la posibilidad de conocer el impacto que tiene nuestro mensaje en quienes lo están recibiendo. Y no solamente me refiero a mis palabras o discursos. Enviamos mensajes con nuestras acciones, nuestra forma de relacionarnos, nuestro cuerpo… es imposible no comunicar todo el tiempo.

En este punto difiero con muchos de los textos que encontramos sobre este tema en donde hablan de «feedback negativo» y «feedback positivo». Para mí no existe el uno o el otro, existe simplemente «feedback». ¿Cometimos un error y eso es lo que nos refleja esa retroalimentación? ¡Maravilloso! -si así lo quieres ver – porque nos permite tomar conciencia de un espacio de mejora para nosotros.

Lo que sucede es que culturalmente nos hemos acostumbrado a tenerle miedo a este proceso porque es más usual que, y esto viene desde la niñez, recibamos mensajes sobre lo que hicimos mal, que reconocimiento a lo que nos salió bien. Esto se traslada incluso a los ámbitos organizacionales en donde cuando se nos anuncia una reunión con nuestro superior para este tema, la experiencia histórica nos conecta con el pensamiento de que a lo que nos citan es a un «jalón de orejas». Y en el ámbito personal esto no es muy diferente.

De hecho, voy a atreverme a sugerirte contemples algo más: la vida no nos da buenos o malos resultados, nos da «feedback» permanente de nuestras decisiones y nuestras acciones. ¿No tienes los resultados que esperabas en lo personal o profesional? : ¡Ese es tu feedback de la manera cómo te estás parando  en le mundo! ¿quién estás siendo que no generas lo que realmente quieres?

Pero bueno, volvamos al enfoque inicial. Entonces, si hay algo que cause más ansiedad que preguntarle a otros como nos ven, – ante el desconocimiento de la caja de pandora que estamos abriendo – es que otra persona nos pregunte como la vemos.  Primero, esto no es muy habitual. Y segundo, es ahí cuando comienzan a surgir seguramente preguntas como:, ¿y ahora que le digo? ¿Y si le cae mal? ¿Cómo se lo digo bonito?»Que raro, para qué me lo estará  preguntando, quién sabe que trama».

Si hay algo poderoso para lograr un crecimiento personal y profesional es abrir espacios para recibir feedback

¿Cómo es eso?

Para realizar este artículo hice personalmente la prueba de pedir retroalimentación a varias personas cercanas y cuya opinión valoro mucho y los resultados fueron maravillosos para mi. Me sorprendió su feedback tanto en las fortalezas que veían en mí como en mis oportunidades de mejora,  más comúnmente conocidas con el alias de «debilidades», «embarradas» o bajo el título de: «eres… pero podrías mejor ser…» .

¿Te animarías a hacer esta prueba? – Nota de la autora: esto aplica también en el ámbito corporativo, de hecho lo sugiero en muchos de mis procesos de coaching ejecutivo con resultados muy poderosos, y, es mas, tener las competencias para dar y recibir feedback es fundamental en un liderazgo efectivo, o si no que lo digan equipos cuyo líder no abre espacios para ser retroalimentado– Entonces, si lo haces te doy las siguientes sugerencias:

  1. Elige en que áreas quieres pedir feedback: profesional o personal, para tus habilidades o para tus comportamientos o actitudes. Primera característica de una retroalimentación: es específica (esto también aplica cuando vas a dar retroalimentación)
  2. Elige personas en cuyo criterio confías, y sabes que vas a recibir una opinión pensada en tu mejora.
  3. Se específico en las preguntas, no hagas un formulario de 30, elige y diseña dos o tres
  4. Mantén una actitud abierta frente a las respuestas que te den. La emoción que siempre debe estar es una: agradecimiento y cuando estamos agradecimos pues no podemos estar enojados, o aterrorizados ¿o si?
  5. Punto importante: no te justifiques, no comiences a dar razones «es que yo hice esto por..» «ahh pero eso lo hice una vez»… solamente recibí y agradece. Y esto aplica particularmente en los  puntos a mejorar pues son estos fundamentales para crecer y darnos cuenta de cosas que de pronto sospechábamos pero no habíamos concientizado.

Les comparto mi ejercicio.

  1. El área que elegí fue la personal para revisar mis actitudes y/o comportamientos.
  2. Elegí un grupo pequeño de personas muy cercanas a mí, cuya  opinión valoro por la relación que tengo con ellos y su rol en mi vida
  3. Las preguntas fueron:
    1. Si tuvieras que quedarte con algo positivo mío con lo que sientas que te he aportado en algo como persona. ¿Con que te quedarías?
    2. Si te pidiera que me dijeras algo que hayas visto en mi que yo pueda mejorar para que eso sea algo más positivo. ¿Que sería?

Recuerda, los puntos 4 y 5 son fundamentales para que el ejercicio sea poderoso, porque si vas a estar a la defensiva o tratando de explicar ese comportamiento que están señalando de tí vas a generar un efecto contrario. Lo que sí puedes hacer si te quedan dudas o quieres profundizar aún más, es generar una conversación específica sobre eso, nuevamente, no con el fin de explicarte sino de que la persona ahonde en lo que ha visto en tí.

¿Y luego de recibir esto que? Pues viene lo mejor: acepta, revisa y elige los aspectos que en realidad consideras que no solo con esa persona sino con otras te pueden estar cerrándote posibilidades y haz un plan de mejora personal. ¿Por qué digo que elige aspectos? Porque es importante también recibir cada opinión teniendo en cuenta que miramos a los demás a través de nuestros propios filtros, y lo que ve el otro en tí es su mirada de tí a partir de quién es él, esto no te define, pero si te puede completar y de repente es esa mirada la que te hacía falta.

 

¿Te animas?

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