Curso Liderazgo Conversacional II: Siete habilidades

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Hablemos de redacción. Una oración es una unidad gramatical formada por sujeto y predicado. El elemento principal del sujeto es el nombre (sustantivo) y el del predicado es el verbo, y es el verbo el que genera la acción y en gran medida le da un sentido a la presencia del sustantivo en esa oración. En otras palabras, moviliza. Y esta es la segunda lección en este curso abierto sobre Liderazgo Conversacional. Pégate la pasada por la primera lección en donde iniciamos con la primera conversación en la cual debemos comenzar a observarnos: el diálogo interno.

¿Por qué hablar de verbos? Lee la siguiente lista: coordinar, corregir, dirigir, gestionar, facilitar, resolver, planificar, direccionar, inspirar, influir, retroalimentar, solucionar y apoyar. ¿Podrías decirme qué tienen en común? Tómate un par de segundos… Seguro lo notaste, pero por si acaso te lo voy a decir: son todas conversaciones de un líder.

Cada una de las acciones aquí incluidas y otras muchas más que se me quedan por fuera requieren de al menos una conversación, y soy enfática en AL MENOS porque esa primera abre la puerta de un proceso y a partir de allí la danza conversacional no se detiene. Si abordamos a nuestras organizaciones sin importar tamaño, sector o actividad, como el resultado de la red de conversaciones y emociones que se construye en su interior, entonces los líderes le darían mayor importancia a su “conversar”. Los procesos se crean desde y entre conversaciones.

Humberto Maturana, doctorado en Biología de la Universidad de Harvard, cuyos aportes fueron fundamentales para sentar las bases del coaching ontológico, sostiene que “la actitud que una persona toma frente a otra determina cómo será su conversación. En el intercambio se refleja el nivel de compromiso, colaboración y respeto hacia lo que se está haciendo y, por lo tanto, el resultado que se obtiene. Este mecanismo se repite en cada conversación dentro de una empresa, se refleja en la tarea de sus miembros y define a la organización”.

Las diferencias entre un líder bueno y uno extraordinario están en sus competencias conversacionales: cómo escucha y funda juicios (interpretaciones del otro y de la realidad), cómo define las acciones, cómo las coordina, cómo indaga, cómo retroalimenta… Y todo esto se da en el ámbito de la conversación. La palabra conversar viene del latín conversus que significa “convertirse”. Es decir, cuando conversamos nos vamos transformando a partir de la palabra. No somos los mismos después de haber conversado con otros y un equipo es la suma de las conversaciones que se da entre quienes forman parte de él.

Dice Rafael Echavarría:

“El liderazgo es un fenómeno relacionado con las conversaciones de un equipo, no de un individuo y el líder es la persona a quien se le ha otorgado la autoridad para hacerse cargo de estas conversaciones de manera permanente”.

Ya abordaremos más adelante las conversaciones específicas para las cuales todo líder debería ser competente.

¿Cuáles son entonces los elementos mínimos (como en una ecuación) que debemos incluir como habilidad conversacional?:

1. Escucha. El 80 % de la efectividad en una conversación está basado en esta habilidad, por eso merece verla a profundidad. Lo he abordado ya en otra ocasión, así que te invito a leer La secreta clave del éxito: hablar menos y escuchar más
2. El interlocutor. No se trata solo se saber quién es y qué rol ocupa (en el caso organizacional) sino entender y respetar sus inquietudes, permitirle expresarse y aportar, de esa manera, en adición, se construye compromiso.
3. Indagar. La escucha sin la indagación es como bailar solo. La indagación también merece lección aparte y mientras llega ese momento te invito a leer lo que escribí de ese tema anteriormente Propuesta a Mineducación ¿y si enseñamos a preguntar?
4. Enfoque. Abordar una conversación sin tener un objetivo claro es un error. Cuando no tenemos un blanco, la flecha va apuntar hacia cualquier lugar.
5. Mensaje. Se deriva del anterior elemento. Es muy diferente los mensajes a construir cuando vamos a coordinar una acción a si vamos a dar retroalimentación, independiente que esta última termine en compromisos de acción.
6. Emoción. Sostiene nuestra actitud, lenguaje y corporalidad en una conversación. Su gestión es clave. Mientras la abordamos de forma más profunda te invito a leer Emociones. No esperemos que nos metan en problemas para ocuparnos de ellas
7. Contexto. Supongamos que eres súper competente en todos estos elementos, pero generas tu conversaciones con premura, a la salida de un ascensor o con una llamada apresurada (o peor aún como está ocurriendo ahora, solo por mensajes de Whatsapp), algo va a fallar.

Ejercicio propuesto: obsérvate durante los siguientes días en tu disposición para abordar cualquier conversación y la presencia de estos siete elementos en ella. ¿Cuál necesitas reforzar? ¿Cuál ya aparece como una fortaleza?

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