¿Cuáles son los auto-saboteadores de nuestro propio talento? ¿Qué declaraciones necesitamos hacer para hacerles frente y avanzar? ¿Cómo pueden contribuir a nuestro crecimiento los “accidentes” en nuestras vidas?

En 1999, Carlos Salas, pintor huilense, recibió uno de los más grandes honores en el campo de la pintura, al ser llamado por el Museo de Arte Moderno para hacer una retrospectiva de su obra en el salón de exposiciones artísticas más importantes del país. Sin embargo, este honor le marcó un quiebre en su vida pues, en sus propias palabras “fue muy especial, pero yo en ese momento no lo supe asumir porque tomaba mucho, porque estaba despistado”.

En 2016, 17 años después, no solo ha expuesto en el programa ‘Global Imagination’, del Museum of Contemporary Art North Miami (MOCA) o en el White Box de Nueva York, sino que prepara una exposición en China.

Conversaciones de coaching para el liderazgo, hoy con Carlos Salas

¿Quién es Carlos Salas?

Mi ser está ligado al oficio de la pintura, pero también tengo una vida normal, tres hijas que adoro. He tenido la suerte que la vida me ha dado la segunda, tercera y cuarta oportunidad. Estoy en un proceso de reconciliación con la vida, con las oportunidades que dejé pasar. Ya estoy en una edad en donde puedo ver las cosas desde esta perspectiva.

Habla de haber dejado pasar oportunidades ¿Qué sientes hoy al darte cuenta de ello?

Cuando era niño me gustaba soñar despierto. Luego vino todo ese cuento de darle vueltas en la mente a las cosas y también todo el proceso de raciocinio que se tiene en el aprendizaje. Ahora dejo que los pensamientos simplemente lleguen. Hay unos dichos sabios que dicen “el pensamiento puede llegar, pero lo más importante es no dejarlos que hagan nido”. A veces me digo “hice esta cosa”, un detalle de hace muchos años del cual no me siento contento, pero sé que frente a eso no puedo hacer nada y que le puedes dar valor a tu pasado, a tus errores, si tu situación actual así lo refleja.

Si te pido que identifiques un hecho que generó un cambio fundamental en tu vida, ¿Cuál puede ser?

Cuando yo tenía 50 años mi madre murió, ella tenía casi 80, me separé de mi esposa, tuve problemas en el trabajo que estaba haciendo, fue un momento muy crítico. Y cuando sentí que lo iba superando me dijeron que me tenían que operar de la rodilla, pero cuando estaba listo para esto me dijeron que no me podía operar, que tenía leucemia. Eso me asustó mucho, pero por suerte no había avanzado la enfermedad y había un medicamento muy bueno que ahora el ministerio quiere bloquear y con eso estuve perfectamente bien, pero estaba esa perspectiva de la muerte. Además yo no solo era alcohólico, sino que no me había dado cuenta, porque para una persona que bebe, un alcohólico es una persona que bebe más que él. Además yo fumaba mucho. Decidí dejar de fumar después de la muerte de mi madre y luego a raíz de un suceso muy delicado en el que me atracaron y nuevamente sentí que estaba muy cerca de la muerte, decidí dejar de tomar.

¿Qué cambios trajo a tu vida el declarar terminar con el alcohol y el cigarrillo?

Eso fue muy importante porque tengo mucha propensión a los vicios. Entonces haber podido hacer eso, me ha ayudado a concentrarme en otras cosas más importantes, a no desgastarme tanto en satisfacer esos anhelos, ansias y reclamos que tienen los vicios. Porque reclaman muchísimo, le piden a uno todo.

En el momento que te enteraste de la Leucemia, ¿qué pensamientos llegan a tu cabeza?

Yo tenía una galería que se llamaba Mundo, se hicieron 40 revistas y varios libros, la tuve durante 10 años. Había un muchacho que era el mensajero, ayudaba en todo, era muy simpático. Él me decía Don Carlos. Me dijo “don Carlos, a un amigo mío le diagnosticaron una leucemia, se puso a tomar y tomar, estaba recién casado y un día fue y se colgó en el árbol de la casa”. Ahí caí en cuenta de la gravedad del asunto. Así que con todo esto y la afectación psicológica que yo ya tenía, me fui al médico y él me dijo “un cáncer es cosa seria, sea como sea es cosa seria”, entonces lo que yo entendí es que así uno esté bien o esté mal no quita que sea serio, si lo asumes bien o mal es cosa tuya, pero no hace que sea igual de seria la situación.

Hablemos de la pintura, ¿cómo fue tu conexión con tu talento?

Yo estudié arquitectura también. Pero quería ser pintor y tomé la decisión. Cuando decidí irme a París con mi esposa y mi hija en el año 1992, la abstracción llegó una noche de insomnio e hice unas pinturas pequeñas y comenzó un proceso bastante interesante que ha tenido sus altibajos.

¿Cuál es tu conversación con la inspiración?

Hay una frase de Picasso que me dejó escrita mi hija para que la tuviera presente y es “cuando te llegue la inspiración que te coja trabajando”, entonces yo le contesté medio en serio y medio en broma que viene del espíritu santo. La inspiración está dentro del proceso, pero también es influida por el exterior. Es como un taller sin ventanas en donde uno es el que entra y sale. Mi taller no tiene ventanas, pero el que estoy construyendo en La calera sí tiene ventanas grandísimas, así que me preguntan si cuando cambie de taller cambiará la pintura y les digo que por supuesto y seguramente por eso no he terminado la casa porque no quiero que cambie mi pintura.

¿Cómo un artista vuelca esa relación con la inspiración a sus obras?

Está todo el proceso, todo su pasado. Trabajo con obras del pasado, tengo obras empezadas y las continúo, tengo inquietudes políticas, hay todo un mundo de imaginación y reflexión y todo ello se vuelca mientras trabajo, así como todo lo que voy encontrando se vuelca en una onda, en una vibración especial en donde me compenetro con el hacer y las cosas tienen una forma de fluir distinta, puede ser alterada, alegre, no siempre es armónica. Sale y empieza a surgir eso. Son procesos de la creación que se van a prendiendo a través del trabajo y el oficio. A veces el saber es un freno. Tengo amigos eruditos pero tienen bloqueos de creación y los admiro igual muchísimo.

Uno de los actos del lenguaje poderoso es la declaración, cuando adapto el mundo a mi palabra. Como cuando digo NO, o “voy a hacer…” ¿en este momento de tu vida qué declaración te haría falta hacer para lograr aquello que quieres lograr?

Lo que quiero es redimirme en mi existencia. A raíz de mis exposiciones que tuve este año en Estados Unidos, que fueron muy exitosas, yo llevaba muchos años sin salir y no quería salir. Todos me decían que mi obra podría tener mucha recepción afuera, como en realidad lo es, es una obra que es mejor recibida afuera que acá. Yo entendí que se abrió una puerta que en un momento de mi pasado yo había cerrado y me había vuelto a encerrar acá. Ahora no lo voy a hacer, es mi deber dejar esa puerta abierta. No la voy a cerrar, hay una posibilidad de hacer una exposición en China, todos son esfuerzos y saldrán. Voy a salir más. Es el camino que me corresponde ahora, y eso va a traer esfuerzos y dificultades pero muchas satisfacciones porque ante eso todo es ganancia.

¿Qué tiene que estar pasando y viviendo para que sientas que lograste esa redención?

En el 99 cuando se cerraba el siglo, me invitaron a hacer una retrospectiva, eran 25 años de trabajo. Esto es un logro, un aplauso. Una retrospectiva es como un premio que un museo le hace a uno. Además era el artista más joven a quién le hubieran hecho una retrospectiva en Colombia, a los 42 años, Fue una exposición extraordinaria, duré trabajando un año, se hizo un libro. Y con esa exposición terminaba el milenio del Museo de Arte Moderno de Bogotá. Fue muy especial, pero yo en ese momento no lo supe asumir porque tomaba mucho, porque estaba despistado. Entonces pienso superar ese momento, para volver a estar en la situación exitosa de entonces y que no supe aprovechar por mi manera de ser y por mi forma de actuar en el mundo. Y lo quiero más que nada para tener esa oportunidad de ver cómo me comportaría ahora. Y claro, también están mis hijas, de quienes me siento muy orgulloso pero yo había podido ser pésimo ejemplo para ellas, lo que me salvaba es que era un padre cariñoso, pero no es lo mismo. Entonces eso también me sirve de incentivo.

Hay dos cajas de materiales. Esa redención es tu obra maestra. En una caja vas a colocar lo que no vas a usar y en la otra lo que sí va a servir, ¿qué colocarías en cada una?

Ya lo he venido haciendo. En la que no sirve coloqué las amistades que no convenían, los vicios. Y en la otra la capacidad de transformar lo negativo en positivo, sin falsedades, ni hipocresías, esperar que las cosas tomen su rumbo, cuando se sabe llevar el timón las tormentas pasan. Antes de una exposición hay zonas de turbulencia. Cuando vas en un avión pasas por una zona de turbulencia y te puedes morir del susto pero pasan. Entonces ¿cómo vives esas zonas?: Vas a empezar a gritar o ver lo interesante de ver los rostros de la gente, o pensar en el pasado, o pensar que te mueres. Al monje budista le preguntaron: y si mañana se acaba el mundo ¿Qué harías? Él dijo: me ocuparía de mi jardín.

Entonces Carlos, ¿de cuál jardín se ocuparía?

Tengo bastantes, mis hijas, el taller, mi pintura.

Próxima conversación: Daniel Medina, Gerente General de Olympia IT, empresa del grupo Colpatria. ¿Qué conversaciones nos llevan a emprender? ¿ a tener confianza para liderar equipos exitosos? ¿Cómo impactan en nuestro liderazgo nuestras creencias adquiridas?

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¿Qué se logra con los entrenamientos en competencias conversacionales? Entre otros resultados: mejorar la comunicación entre los equipos de trabajo o relaciones personales, a partir de una mayor asertividad en mis conversaciones; Mayor productividad basada en una más efectiva coordinación de acciones; Reducción y/o eliminación de pérdidas de tiempo a partir de la realización de pedidos efectivos.

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Las capacidades conversacionales son pre-requisito para alcanzar mayor efectividad en las interacciones con otras personas y con nosotros mismos. La mayoría de nosotros pensamos que por el solo hecho de tener la destreza física para hablar y escuchar, es suficiente y que con eso están dadas las condiciones para hacerlo y por lo tanto no habría nada que aprender y mejorar.

Pero muchos de los resultados que estamos obteniendo en nuestras acciones, están marcando una brecha en nuestras vidas personales y/o profesionales, donde gran parte de los problemas o de las oportunidades que generamos, de las satisfacciones y sufrimientos que nos invaden, son el resultado de la manera como estamos hablando y escuchando.

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