Mi primer contacto con los Doce Pasos fue hace poco más de
dieciséis años. Alguien me extendió la mano en un momento en el que no me quedaba
nada; había destrozado mi vida por completo con mi problema de alcoholismo.
Había perdido a mi familia, mis amigos, las posibilidades de seguir estudiando,
mi futuro, mis sueños y esperanzas.

Creía que la única salida posible era el suicido, pues no concebía
la vida sin alcohol. Sin embargo, decidí darme una última oportunidad mientras
planeaba mi muerte. Me dije a mí mismo: «No pierdo nada. Solamente lo intentaré.
Si no funciona… continúo con mi plan de suicidio».

Hoy puedo decir que
los Doce Pasos es el mejor regalo que he recibido en mi vida. Han sido la
puerta de entrada a una libertad que nunca imaginé
: La ruptura de esas
cadenas invisibles pero casi indestructibles que me ataban a mis hábitos
autodestructivos.

De manera casi natural y sin esfuerzo di los primeros tres pasos.

El dolor de la derrota se vio aliviado por la esperanza de
una vida nueva.

Nunca volví a probar el alcohol, pero además de eso, los
pasos, poco a poco me fueron convirtiendo en un hombre feliz. Primero aprendí a
vivir feliz sin necesidad de beber… luego, poco a poco, a medida que
profundizaba en los pasos, fui entrando en unas nuevas dimensiones de la
felicidad. Comencé a liberarme de la búsqueda de aprobación, de la necesidad de
aceptación, de la dependencia emocional, de mis temores… de esos temores que me
paralizaban y no me dejaban luchar por mis sueños. Esos temores que me hacían
vivir la vida detrás de la barrera y ver con envidia a otros que sí se
arriesgaban a vivir. Esos temores que me hacían convertirme en el muñeco de un
ventrílocuo y adoptar la personalidad de mi interlocutor.

Día a día fui recibiendo regalos de los Doce Pasos. Primero
fue la abstinencia. Luego el recuperarme a mí mismo y a mi vida, y reconocerme
como un ser único con mis capacidades y talentos. Luego, la capacidad de disfrutar
mi trabajo. Luego, la capacidad de bajar de peso y mantenerme.

Creo que pertenezco al reducido grupo de las personas que disfrutan
a la familia, los fines de semana, la comida, el parque, los viajes y también
su trabajo.

Este camino no ha
sido fácil, ni rápido… pero ha sido más agradable que la vida de marioneta
gobernado por cualquier tipo de adicción
.

Al principio compré un libro de los Doce Pasos y me lo metí
debajo del brazo durante cinco años. También lo ponía al lado de mi cabeza
cuando me acostaba a dormir. Esperaba que los pasos entraran en mí por ósmosis
o por hipnopedia… No lo hicieron. Al menos, la mayoría de ellos.

Me quedé patinando en los tres primeros pasos, por fortuna abstemio.

Seguía recibiendo regalos de la vida por el simple hecho de
no beber, pero comencé a cuestionarme. El sentido de la vida tenía que ser algo
más que pasar abstemio un día más. En ese momento, alguien me dijo: «Estás
listo para hacer los pasos» y extendió su mano ofreciéndome su ayuda.

Poco a poco, con la ayuda de los pasos, sentí como sanaban
mis resentimientos, mis miedos, mis culpas y los dolores del pasado. Ni
siquiera era consciente de esos sentimientos; sin embargo gobernaban mi vida, mis
pensamientos y mis acciones. A veces me hacían reaccionar de manera automática e
inconsciente. Veía impotente cómo ofendía a una amiga amorosa, diciéndole lo
que debí haberle dicho a la que me había puesto los cuernos unos años antes. En
otras ocasiones, tratando de evitar el rechazo que tanto me había dolido, me
esforzaba desesperadamente por buscar aceptación y aprobación… y lo único que
lograba obtener era rechazo y desaprobación.

A medida que fueron sanando mis sentimientos, también lo fueron
haciendo mis relaciones. Todas las relaciones fueron sanando gradualmente; la
relación que más tuve que trabajar, fue la relación conmigo mismo. Esta incidía
de manera directa en las relaciones con los demás.

Con el tiempo, los Pasos me llevaron a dejar de seguir
huyendo de lo que no quería, y comencé a buscar lo que quería. Era una óptica
completamente diferente y una de las claves de la felicidad.

Me di cuenta de que todas mis conductas compulsivas eran una
manera de escaparme de mi realidad… de mi dolor. Y mientras no hiciera algo por
sanar ese dolor permanente y palpitante que me acompañaba a donde quiera que
fuera, estaría condenado a una existencia infeliz, miserable y gobernado por
mis comportamientos compulsivos.

Con el tiempo, los
Pasos me llevaron a dejar de seguir huyendo de lo que no quería, y comencé a
buscar lo que quería. Era una óptica completamente diferente y una de las
claves de la felicidad.

A partir de ese momento dejé de criticar a las personas que
eran inconscientes de, (o impotentes ante), sus comportamientos compulsivos.
Comencé a ver sus almas y las razones más profundas que los llevaban a hacer lo
que hacían.

Entendí que su
problema NO es flojera, pereza, falta de voluntad, de inteligencia o de
talento.

Entendí que sus conductas compulsivas son apenas la punta
del iceberg de su verdadera problemática, que es mucho más profunda. De hecho,
las conductas compulsivas son el único alivio que han podido encontrar para su
verdadero problema: Su dolor.

Los entendí a todos
porque yo tengo un poco de cada uno
.

Actualmente, una de las labores que realizo con más amor y
gusto, es mi trabajo como consejero de adictos. Para nadie es un secreto que
aunque utilizo diferentes herramientas tomadas de otras disciplinas, la columna vertebral de mi trabajo son los
Doce Pasos
.

Es un trabajo gratificante y lleno de regalos.

Cada vez que este trabajo devuelve a una persona a su
familia y a la sociedad, las sonrisas e inclusive las lágrimas de alegría
producen una satisfacción que lo eleva a uno a las nubes y lo hace sentir que
su presencia en este mundo tiene una razón de ser. Cada vez que al final de una
conferencia alguien se aproxima y con voz quebrada agradece por fin haber
descubierto la naturaleza más profunda de su problemática o la de su ser
querido, cada vez que alguno de los lectores de mi novela o de este blog
escribe diciendo que su vida cambió para bien, siento que todo ese dolor y el
proceso por el que tuve que pasar… ¡Valió la pena!

De repente, todo cobra sentido con los pasos. Hasta los
episodios más dolorosos de nuestras vidas.

Estos pasos, de los cuales hablaremos con más detalle en las
próximas entregas, no son para llevarlos debajo del brazo, ni memorizarlos o
filosofar sobre ellos. Estos pasos son un proceso de aprendizaje con el
corazón. Hay que sentirlos, vivirlos, trabajarlos y ver como ellos trabajan en
nosotros… nos cambian.

Esta no va a ser una visión científica, ni objetiva de los
pasos. Va a ser una visión subjetiva, sesgada y llena de prejuicios. Es la
visión de un ser humano como yo, que ha pasado por los pasos en varias
ocasiones, para cada una de mis problemáticas y también incluirá los
testimonios de personas que han vivido cada uno de los pasos a su manera en
cada uno de los programas de recuperación.

Habrá testimonios de Alcohólicos Anónimos, de Narcóticos
Anónimos, Postergadores Anónimos, Codependientes Anónimos, Sexólicos Anónimos,
Postergadores Anónimos, Sub-remunerados Anónimos, Jugadores Anónimos, Deudores
Anónimos, Trabajadores Compulsivos Anónimos, Comedores Compulsivos Anónimos y
Víctimas Anónimas de Incesto.

Cada uno mostrará una faceta de la recuperación en el
trabajo de cada uno de estos pasos. Vale la pena aclarar que cada programa de
recuperación, es autónomo e independientes.

Ninguno paga por aparecer en este Blog, y aunque los
recomiendo a ojo cerrado y la mayoría de personas con quienes trabajo, asiste a
alguno de estos programas por sugerencia mía, yo no tengo nada que ver con los
programas, ni son una extensión de mis servicios.

Cada uno de los testimonios que veremos en este blog,
pertenece exclusivamente al individuo que lo da. Cada persona habla en su
nombre propio y no como representante de la comunidad a la que pertenece.

Todos los nombres serán cambiados para proteger la identidad
de las personas.

Espero que les guste.

 

Ramiro Calderón

Autor de «Un Favor Antes de Morir»

calderon.ramiro@gmail.com

http://ramirocalderon.wordpress.com

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Espera el próximo sábado a las 10:30
am, Primer Paso

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