Estrella es una de las lectoras de este blog.
Recientemente cumplió un año de estar trabajando sobre su codependencia o
dependencia emocional. Ella, muy amablemente accedió a compartir con nosotros
este escrito que realizó con motivo de su aniversario, en el que hace un
balance de cómo era su vida antes y cómo es ahora después de un año de estar
trabajando en ella misma. Espero que este testimonio sirva para dar valor a
aquellos que quieren hacer algo por sus vidas, pero no han podido comenzar.

Nunca es demasiado tarde o demasiado temprano para
comenzar. El mejor día es hoy. ¡Anímate a buscar un cambio en tu vida!

 

Ramiro
Calderón

Autor de
«Un Favor Antes de Morir»

calderon.ramiro@gmail.com

http://ramirocalderon.wordpress.com

 

Ahora dejemos que sea la propia Estrella, la
que nos cuente su historia:

 

Iluminación después de la oscuridad

Un año después

 

Cómo y por qué llegué a los grupos de autoayuda:

Soy hija de una familia disfuncional; una mamá muy
ocupada trabajando porque era la proveedora de todo, y un papá promiscuo y con
problemas de alcoholismo.

Crecí en medio de un conflicto familiar en el cual había
muchos gritos, golpes, insultos, exigencias y prohibiciones; era tratada
diferente a los demás niños: Mi madre consideraba que yo no era suficiente para
ella y yo también creía que no era suficiente para mi madre.

Todo este maltrato intrafamiliar continuó hasta mi
adolescencia; los roles en mi casa se habían perdido y yo pensaba que era la
responsable de todos. Luego, a los 13 años de edad, cuando empezó mi interés por
los chicos, me perdí, me sumergí en un mundo de fantasías, construí en mi mente
relaciones y situaciones fantasiosas para evadir mi cruda realidad.

De esta forma continuó mi vida hasta la adultez:
Relaciones totalmente insanas conmigo misma, con mi familia y amigos. Toda la
disfuncionalidad de mi familia en la que había crecido, me había hecho una
mujer con baja autoestima, bajo reconocimiento, no me aceptaba físicamente, (me
consideraba una mujer fea); era insegura, agresiva, demasiado sensible, llevaba
en mi corazón mucho resentimiento por el maltrato, rabia, ira, no confiaba en
mí, no me conocía, no sabía quién era yo, pero lo más terrible de todo era que
tenía una fe demasiado tibia y una concepción distorsionada de la presencia de
un poder superior en mi vida.

Todo este caos en mi vida, me llevó atraer a un ser
humano muy tóxico; un hombre que en ese momento me producía poder, energía y
fascinación, lo que no debe producir una pareja en uno, me enamoré
profundamente de este hombre el cual consideraba un regalo de Dios en mi vida,
y por eso decidí entregarle mi vida para que hiciera su tarea perfecta, durante
14 años fui manipulada, controlada, utilizada, humillada, maltratada
verbalmente, explotada económicamente, vigilada, celada, perseguida, abusada, y
agobiada por las constantes críticas y juicios que me mantenían sumergida en la
vergüenza y la culpa.

Después de soportar tanto dolor en mi vida, un día mi
cuerpo y mi mente explotaron; ya no aguantaron más y tomé la dura decisión de
dejar a ese hombre. Los meses siguientes fueron un infierno, estuve sumida en
el llanto, el dolor, mi cuerpo temblaba, bajé de peso… creo que inconscientemente
quería desaparecer.

A los dos meses de separarme de mi pareja, busqué ayuda
con un psiquiatra, a quien ya había conocido en un momento de mi vida por una
situación extrema que viví cuando tenía aproximadamente 29 años. Este
terapeuta, a quien considero un ángel en mi camino, me diagnosticó y consideró
que por mis antecedentes tenía todas las características de una mujer
codependiente.

Me sugirió y recomendó asistir a grupos de autoayuda para
que pudiera trabajar mis emociones y sentimientos, y sanar de esta forma tanto
dolor, rabia, ira, culpa y resentimiento acumulados en mi vida.

Mi experiencia en los grupos de autoayuda ha sido maravillosa,
inicie una participación activa en el grupo al que pertenezco, conociendo y
entendiendo el programa de 12 pasos como un proceso único y personal, lleno de
sabiduría, amor y sanación enfocado en un poder superior.

 

Por qué decidí quedarme en el grupo de autoayuda

Lo principal fue porque encontré mi verdadera conexión
con Dios, lo reconocí y acepté en mi vida y entendí que con El lo podía todo y
que no estaba sola en el camino, que Dios siempre me había estado buscando y yo
me estaba evadiendo de su amor y su luz.

Otro aspecto importante es que acepté que tenía un
problema emocional que se llama codependencia.

Me sentí en un lugar seguro donde podía ser yo misma,
expresar mis emociones y sentimientos como nunca antes lo había hecho y como
nunca antes me lo había permitido. En este grupo me aceptaron sin juzgarme, ni
criticarme. Me permitían ser como soy.

Encontré verdaderos amigos con palabras y abrazos
sinceros, porque nos identificábamos a través del mismo dolor. Esto también me
hacía conectarme con Dios.

Entre lo que más me ha servido en este proceso está la asistencia
constante a las reuniones, compartir en grupo, escuchar a mis compañeros, las
lecturas de la literatura sobre el tema en general, los compartires de las
vivencias de mis compañeros y poder conocer las vivencias de otros.

He podido darme cuenta de cómo voy en el proceso, qué
debo sanar y qué me hace falta por descubrir.

El servicio que he prestado dentro del grupo también es
algo sanador e iluminador porque ayudar a otros, escuchar y compartir los
alivia a ellos y también a mí. Además creo que entre las cosas que venimos a
hacer en este mundo está prestar un servicio a la comunidad en general.

El trabajo de los 12 pasos (herramientas de recuperación
sobre las que gira el programa) es muy importante. Se debe tomar seriamente y
con disciplina para poder avanzar de manera acertada en el conocimiento
personal.

Otro trabajo importante ha sido el de las 7 heridas de la
infancia. Fue determinante y sanador, ya que hice un recorrido por los primeros
años de mi infancia encontrando la verdadera raíz de las conductas insanas en
mi vida. Me ayudó a aceptar más a mi sombra, mi pasado y mi persona. Terminé
descubriendo que soy igual a mi madre, física, mental e espiritualmente y que
había repetido la misma historia inconscientemente.

Entre los aspectos más difíciles de todo este proceso estuvo
el perdonarme a mí misma, porque aprendí que yo debo perdonar a las personas
que me hicieron daño, pero lo más importante es perdonarme a mi misma. Yo no
soy culpable de lo que me sucedió. Ahora soy responsable de mi recuperación.

 

Cómo me encuentro hoy, después de un año de trabajo en el grupo de autoayuda

Me siento totalmente iluminada.

Mi fe es absolutamente real y verdadera con plena
confianza en Dios.

Cada día amo a Dios, confío en él, espero de él y creo en
él fervientemente porque acepte y entendí que su plan divino para mí es
perfecto.

Cada día lo siento en mi diario vivir, en el grupo, en mi
familia, en mi trabajo y en todo lo que me rodea, porque desde que estoy en el
grupo todo en mi vida ha estado lleno de bendiciones.

Me he reencontrado conmigo misma; me conozco mucho más; he
aprendido a amarme; me acepto tal y como soy; no quiero ser diferente de lo que
soy como mujer; reconozco mis defectos, pero aún más mis virtudes; juzgo y
critico menos porque veo con mayor claridad; ya no quiero controlar, ni
manipular; no me gusta victimizarme, ni hacer drama; no me gusta involucrarme
en los problemas ajenos; actúo sin máscaras; soy más sincera y honesta conmigo
misma y con las demás personas; controlo mis emociones y me recupero más rápido
de cualquier crisis o problema que se me presenta; he podido callar a mi mente;
no me identifico tanto con mi propia mente; ya no siento miedo de continuar
descubriendo en mi vida conductas insanas para curar; vivo mucho más mi
presente; bendigo mi pasado y entrego mi futuro a Dios. Él es el único que
determina mis respuestas en la vida. He entendido que solo Dios llena mis
vacios y no las personas.

En conclusión, disfruto más mi vida y cada día que pasa
quiero vivir más.

Por ahora no voy hablar de lo que me hace falta sanar,
encontrar y reparar; solo sé que transito por un camino con confianza y de la
mano de Dios; un camino lleno de luz en el que voy armando mi propio
rompecabezas; Tengo la fe y la esperanza de que lo voy a terminar.

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Espera el próximo sábado a las 10:00 am, Adicción a una Relación (Historia de Mercedes)

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Ramiro Calderón

Mentorías en el Manejo de Adicciones

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