Hola,

En este espacio hemos compartido muchos testimonios de personas en recuperación de diferentes tipos de adicciones. Los testimonios tienen todos una estructura muy parecida:

Mi vida era horrible cuando consumía.

Un día logré parar de consumir gracias a ___________.

Ahora mi vida es mucho mejor.

Esos testimonios, permiten a muchos identificarse con la problemática y buscar ayuda, lo cual es uno de los objetivos de este Blog.

Sin embargo, hemos mostrado muy poco del proceso de recuperación de las personas.

Por eso, desde hoy vas a poder leer ejercicios hechos por personas en diferentes momentos de su proceso de recuperación. En el caso de hoy, un codependiente.

Eso se parece a algunos de los compartires que se pueden encontrar en los diferentes grupos de apoyo, con los cuales los demás van identificando las raíces de su problemática y las grietas que tienen que resanar en su propio carácter.

Imagínate escuchar ocho compartires como éste (eso es más o menos lo que uno puede encontrar en una reunión) y entenderás por qué estas reuniones de grupos de apoyo son tan importantes en el proceso de recuperación.

Ahora te dejo en la cabeza de Ernesto:

¡Juep…!

Estoy muy aburrido con todo.

Acabo de pasar tres días en casa de mis padres y sentí un dolor el hijue… todos los días. Sentía dolor por la negatividad que se ve en mi casa, por el egocentrismo de mi papá, por la necesidad tan hijue… de controlar de mi papá y su absoluta inconsciencia sobre toda esta problemática.

En sólo un fin de semana tuve un roce terrible con mi papá por la cosa más estúpida.

Él estaba haciendo unos sándwiches de roast beef para la comida. Como eran de roast beef y ensalada, mi mamá sugirió echarle una salsa de piña cuyo sabor corta muy bien, estaba a la mano y la hemos comido en mi casa con ese tipo de sandwich.

Entonces yo dije que sí, que quería con salsa de piña y eso fue como si le hubiera echado la madre y lo hubiera escupido.

Se puso rojo, cogió el sándwich que había preparado sin salsa de piña, se fue a la mesa y se lo comió sólo sin esperarnos a los demás para comer. Ante la actitud tan agresiva que tuvo, yo le dije que no se pusiera bravo por eso, a lo cual él contestó gritando: “Yo no estoy bravo, hombre” y yo le contesté en el mismo tono: “Sí está bravo, hombre”.

Le contesté con las mismas palabras, en el mismo tono y con el mismo volumen de voz y ya se quedó callado, pero me amargó la comida… pero entendí que estoy cambiando y que ya veo cosas que antes no veía.

Entendí de dónde viene mi dificultad para saber qué quiero. Por qué me preocupo más por saber qué quieren los demás. Inclusive, cuando iba a un restaurante, no pedía lo que quería, sino lo que creía que los demás querían que yo pidiera. El costo de uno pedir lo que quiere en un ambiente neurótico y disfuncional es terriblemente alto… y si uno es un niño, pues aprende a no pedir nada, a no querer nada, así sea lo más ínfimo por temor a molestar a los demás.

Adicionalmente, desde que llegué, todos los put… días, mi papá hablando con su actitud dogmática y fundamentalista me dejó seco. Yo sé que todo proviene de su control y de su necesidad de convencer a los demás de que piensen como él, pero se vuelve más pesado que el más pesado de los mamertos.

Desde que se levanta arranca a destilar veneno contra los liberales, los ateos y los libre-pensadores. Para él todos son la misma m… y es una mamera escucharlo generalizar diciendo que todos son asesinos, que todos son estúpidos y que hay que ser estúpido para ser ateo.

Y a la larga termina lanzando veneno para todos lados y diciendo sutilmente que todo el que piense diferente a él es estúpido o ciego, o algo parecido.

En los tres días, no habló bien de nada ni de nadie. Todo era malo, todo era una m…, en fin, todo el mundo es un hijue…, y no se salva nadie.

Según él, todas las mujeres joden, todos los venezolanos son unos hijue… envidiosos y desagradecidos, a los diseñadores debían quitarles el diploma, a los constructores de carreteras debían meterlos a la cárcel, en fin, todo el mundo es una porquería. Los únicos que se salvan son los curas y las monjas.

No sé si eso lo hace sentir intelectual o moralmente superior. Creo que él necesita sentirse moralmente superior, pero no se da cuenta de que su discurso está cargado de odio y de discriminación. Eso a la larga resulta terriblemente contradictorio.

Él, que pregona el amor al prójimo y defiende su libertad para practicar su culto, dice que los que no piensan como él son estúpidos.

Él, que critica el fundamentalismo de los mamertos y algunos musulmanes, dice que los que luchan por los derechos de la gente, los que trabajan en ONG’s y los que quieren la paz son unos asesinos y son moralmente inferiores a él, es decir una posición igual a la de los mamertos que tanto critica.

Él, que critica el control, está todo el tiempo controlando.

Él, que odia que le digan qué hacer y cómo conducir, está diciéndoles a los demás qué hacer y cómo conducir. Y cuando le dicen que no joda, entonces trata de justificarse; sus razones para joder sí son válidas, porque el otro sí conduce mal. En cambio, cuando a él alguien le dice algo, no hay ninguna razón que justifique esa intromisión tan hijue…

Él, que jode a mi mamá porque se demora para salir, no ayuda un c… Se baña, se viste y se para impaciente solamente con lo que él va a llevar, que generalmente es un libro, mientras mi mamá tiene que bañarse, vestirse, arreglarse, alistar la comida, alistar la maleta, empacar los detalles que van a llevar a quienes visitan, en fin, mil cosas.

Adicionalmente, si a mi mamá se le queda una sola cosa, (por ejemplo los calzoncillos de mi papá), se pone más bravo, porque con tanta demora y ni siquiera se acuerda de llevar unos malditos calzoncillos, y entonces a la siguiente vez mi mamá se esmera más en alistar todo bien y que no se le olviden los calzoncillos, pero por supuesto, alguna cosa se le tendrá que olvidar porque son muchas las cosas de las que tiene que estar pendiente.

Llegué al punto en que simplemente rehuía hablar con mi papá porque siento que con su negatividad envenena mi alma.

Me confrontó mucho. Me conectó con esa época en la que todo lo que yo trataba de hacer para que se sintiera orgulloso de mí, era una m…

No sé cómo mi mamá puede seguir viviendo con él. No sé cómo él puede vivir consigo mismo.

Lo veo con tantos motivos para ser feliz y con esa cara de amargura, que me da tristeza… y me doy cuenta de la raíz de mi problemática.

Eso me hizo crecer con una autoestima pobre, creyendo que todo lo que yo pensaba o sentía estaba mal porque solo había una forma de ver la realidad y mi realidad: la de mi papá.

Sólo había una forma de sentir válida: la de mi papá.

Sólo se tenía en cuenta un sentir: el de mi papá.

Cuando yo estaba muchacho, si él no quería ir a un sitio, no íbamos… pero si mi mamá o yo no queríamos ir a un sitio… ¡Teníamos que ir!

Una vez me dijo que si me demoraba para estar listo, me dejaban.

Entonces traté de usar eso a mi favor cuando íbamos a un sitio que yo no quería.

Comencé a demorarme y a hacer roña para no ir. Él salió como si me fuera a dejar, pero una vez afuera comenzó a pitar.

Yo seguí demorándome para ver si se aburría y me dejaba… pero él siguió pitando y yo salí por física vergüenza con los vecinos.

Cuando me subí al carro, me dijo: «Si vuelve a hacerme esperar de esta forma, entro y lo saco a correazos».

Por eso crecí con la voluntad castrada. Por eso me volví un buscador de aprobación pusilánime. Por eso mi esposa me mangonea. Por eso me ha tocado aprender desde cero todo. Desde qué es lo que quiero ponerme y cómo me siento en un momento dado, hasta cuáles son mis sueños más ambiciosos.

No voy a escribir más en orden cronológico, que es como debería escribir si estuviera contando la historia, sino en orden de dolor que es como mejor me sirve como un ejercicio de catarsis.

Estoy disgustadísimo y adolorado con mi esposa porque durante todas las vacaciones me estuvo rechazando en todo sentido y evitando sexualmente. Estuvo distante afectivamente conmigo gran parte del tiempo.

Si recopilo lo que me ha dicho últimamente, me ha dicho que soy mal proveedor, mal padre, controlador, gordo y grosero. Eso me tiene muy resentido con ella. Eso muestra un trabajo sistemático por ver lo malo en mí que está haciéndole mucho daño a mi autoestima y de paso creo que es un trabajo que ella está haciendo para sacarme de su corazón.

No sé qué tan consciente sea, pero ya alguna vez la pillé haciendo el mismo trabajo… y cuando me dediqué a hacer lo mismo, ella resulto convertida en la víctima y sentidísima conmigo porque yo la había calificado como mala mamá. Esa vez que la pille, se lo dije y le mostré cómo eso no llevaba a ningún lado. Llevaba a la destrucción de la pareja y del autoestima de los individuos que la conforman.

Lo que más me saca la piedra es que a raíz de una conversación que tuvimos en la que le dije lo mucho que me había afectado el control de mi papá, me dijo que ya que yo estaba siendo honesto, ella iba a ser honesta y me dijo que mi control la tenía cansada.

Se refería a que yo hago la maleta siempre que viajamos y a que llevo los documentos. Yo le dije que si le molestaba, que ella hiciera la maleta siempre que viajáramos y que llevara los documentos. Que lo único en que yo insistía era que no hiciéramos más paquetes de los que pudiéramos vigilar. Y en un momento en que ella dijo que ella no era controladora, literalmente dijo: “Yo no soy controladora”, le contesté: “¿Tú crees que no eres controladora?” y la noté visiblemente molesta por haberle hecho esa pregunta y me sacó la piedra, porque si ella le saca los defectos a uno a la luz y espera que uno acepte eso de buena gana, como si le estuviera haciendo un favor, pues debe aceptar lo mismo cuando uno se los saca a ella. O si no, ¡darse cuenta de que eso no funciona! ¡Nunca en la p… vida ha funcionado! ¡No sé por qué ella no lo entiende y sigue esperando que uno acepte de buena gana que ella le saque los cueros al sol!

Pero todo tiene sus pros y sus contras. En vacaciones me armó un problema mayúsculo y dejó de hablarme dos días porque yo supuestamente tomé la decisión por encima de ella y del niño, de quedarme en la piscina un día hasta las 3 pm y por culpa mía se les daño un plan de tomar malteada que tenían a las 7 pm.

¡Jue…! Todavía me da piedra, pues el plan de piscina es para el niño. El plan de ir a tierra caliente es por el niño, principalmente porque le gusta la piscina en tierra caliente.

Lo que me da piedra es que ella dice que tengo abandonado al niño y que yo decidí quedarme en la piscina porque yo quería y que no tuve en cuenta los deseos del niño. Y yo decidí quedarme en la piscina porque vi al niño feliz y me parece que cuando está feliz hay que dejarlo. No, sacarlo de ese plan para otro. Eso es algo que ella hace mucho. Lo ve feliz en un parque y le dice: “¿Quieres ir al otro parque?”. Adicionalmente, yo calculé que alcanzaba a llegar a la casa, almorzar, bañarse, vestirse, ir a comprar un pantalón que era lo que supuestamente iban a comprar, y pensé que la compra de un pantalón demoraba máximo una hora. Además pregunté: “Es sólo un pantalón?” y mi mamá me contestó: “Sí”. Y luego me contaron que adicionalmente vieron sandalias, calzoncillos, medias  y camisetas. Yo no tengo control sobre eso.

Ese día para que no jodiera más, le dije que de ahora en adelante ella decidía a qué horas salíamos, a qué horas nos alistábamos, a qué horas volvíamos, sobre todo, a qué horas nos salíamos de la piscina y qué íbamos a hacer cada día.

Y lo hice. No volví a tomar esa decisión. Siempre que el niño me preguntaba qué íbamos a hacer o si íbamos a piscina, yo les decía: “Pregúntale a la mamita”.

Lo único que yo hacía era alistarme cuanto antes para estar listo cuando ella decidiera que era el momento adecuado para salir.

Y el 31 de diciembre estuvo totalmente fría y distante conmigo. Cuando le pregunté qué le pasaba, me preguntó cuáles eran los principales logros de mi vida. Le contesté que haberme liberado de las cadenas de las drogas, haber sacado mi empresa adelante y haber logrado defenderme sólo durante tres años en la China.

Entonces me contestó: “¿Si ves? El niño no está dentro de tus logros. Siempre está en último lugar y eso lo muestras con tu tiempo. Hoy no tuviste trabajo y de todas maneras estuviste apático con el niño”.

Yo le contesté: “Hoy sí tuve trabajo y adicionalmente estuve un poco reflexivo e introspectivo durante todo el día porque sucede que es 31 de diciembre y normalmente por esta fecha me pongo así. Hago un balance de mis objetivos en el año, de lo que logré, lo que no logré, por qué no lo logré, establezco mis nuevos objetivos para el nuevo año, en fin…”. No contesté adicionalmente negando lo que ella afirmaba: que como no enumeré al niño entre mis logros, lo tenía en último lugar.

En este momento pienso que debí contestarle que todavía no lo considero un logro obtenido totalmente porque está en proceso. Me parece que el día en que el niño sea un hombre feliz y útil a la sociedad, podré sentarme satisfecho y sentir que alcancé uno de los principales propósitos de mi vida.

El caso es que me dio mucha piedra sentirme juzgado como me he sentido últimamente.

Y yo no hago sino buscar su aprobación… demostrarle que valgo.

Me doy cuenta de que he estado todo el tiempo tratando de que tenga un buen concepto de mí. Tratando de buscar su aprobación. Tratando de tener su amor… y cada vez que me lanza un juicio de esos me vuelve m…, pues siento que los esfuerzos que hago no sirven para nada.

Pero ya toqué fondo.

 

Ella se ha agarrado de todo cuanto ve en su camino para llamarme mal proveedor, mal padre y adicionalmente, dentro de un desconocimiento total de su problema de control… me ha llamado controlador.

Y no contenta con eso, el fin de semana tuvimos un paseo a Girardot.

Yo no hice maleta como le había prometido a ella. Simplemente saqué lo que creí que debía alistar y lo dejé para que ella lo metiera en las maletas.

Cuando sacó dos morralitos chiquitos, solamente le dije: “Lo único que te digo es que no es conveniente llevar más paquetes que los que uno puede cuidar. Si crees que todo cabe ahí, pues lleva esos dos, pero si algo no te cabe, no vayas a comenzar a hacer paqueticos y paqueticos”. Pero ya me estaba preparando para no alborotar mi control. Si ella hacía 20 paquetes, yo pensaba coger uno y decir: “Yo me hago cargo de éste y tú de los otros 19”.

Porque el caso es que no iba a hacerme cargo de más de un paquete. Por eso me gusta hacer dos. Para poder responder por ambos.

Pero ella, cuando se dio cuenta de que lo que íbamos a llevar no cabía en sus dos morralitos, me ordenó que sacara la tula grande que sugerí al principio y pasara el contenido de uno de los morralitos a dicha tula.

Eso me dio mucha rabia, porque después de que me acusó de controlador y yo renuncié a hacer maletas en ningún viaje, lo último que esperaba era que me ordenara hacer maleta.

Mejor dicho, pasé de ser el que hacía las maletas, a ser el que hago las maletas, pero bajo las órdenes de ella.

Y ahora, cada vez me está molestando más el control de ella.

Hace días pedí la leche a domicilio y ella trató de meter la cucharada, obviamente con su dosis de desaprobación. Entonces llegó el pedido y simplemente lo devolví y le dije que yo sabía que independientemente de lo que yo pidiera, estaba mal. Entonces que ella me dijera qué había que pedir. Ahora pienso que no debo aceptar que ella me diga qué hay que pedir, sino que ella debe hacer el pedido. Si ella es la que sabe y yo no sé hacer el pedido, ella es la que debe hacer el pedido.

Cada vez que me ordena algo, siento escozor. El otro día me dijo que hablara con un instructor de natación del niño y le contesté: “Habla tú”. Porque estoy mamado de recibir sus órdenes.

Además, no he hecho sino cumplir sus órdenes y aceptar sus intromisiones y desaprobación en todo lo que hago, tratando de hacerlo mejor la siguiente vez, entendiendo por “mejor” la forma como a ella le gustaría.

Y toqué fondo. Si yo fuera un marihuanero, o me la pasara acostado viendo televisión o mamando gallo con los amigos en la calle, o hartando trago, o con viejas, vaya y venga que haya llegado al punto de ser mal padre, mal proveedor, controlador, gordo, grosero y repulsivo.

Porque así me siento. Como si ella me viera como un ser repulsivo. Y ese es el fondo más hijue… que he tocado en esa necesidad compulsiva de probar.

Que a pesar de mis esfuerzos, me ve como todo lo contrario a lo que busco.

Eso quiere decir que nada de lo que hago buscando su aprobación, ha funcionado. Eso quiere decir que tengo que concentrarme en lo que quiero y tratar de conseguirlo.

Y para evitar su rechazo, no la busco más.

Si ella está haciendo su trabajo por sacarme de su corazón, yo tengo muy claro que para estar con alguien, esa persona me debe querer. Y si veo señas de desamor, ese es el repelente más fuerte que me pueden poner.

Me hacía falta, me inquietaba su indiferencia y su actitud distante, pero desde que me convencí de que está sacándome de su corazón, la estoy viendo también con esos ojos que hacen que me molesten muchas de sus actitudes y por supuesto, eso hace que me abstenga de acercarme a ella tanto física, como emocionalmente.

Hoy dijo que iba a salir en la noche con sus amigas y me hizo pensar en que yo me he abstenido de salir con mis amigos y de verme con ellos desde que ella una vez me dijo que yo me la pasaba “divirtiéndome” con mis amigos mientras ella estaba pendiente de todo lo de la casa. Eso me lo dijo un día que fui a una reunión con ellos a la que ella estaba invitada, pero a última hora decidió no ir y me dijo que fuera yo solo, que tranquilo.

También me sacó la piedra que justo cuando estamos distantes le dé por salir, me hizo pensar si será que tiene alguien. Y luego yo mismo me dije: “¡Qué hijue… si tiene a alguien! ¡Si está con otra persona ahí sí que se acaba esta m… más rápido! ¡Además, nosotros no tenemos ningún contacto físico ni emocional!” Si yo tuviera a alguien también me iría e inclusive sin tener a otra mujer estoy pensando seriamente en irme de Bogotá.

Creo que lo mejor que nos podría pasar sería que yo me fuera de Bogotá, ya sea para otra ciudad de Colombia o para otro país. Si me fuera por trabajo, quiero decir, pues sería algo que podríamos mostrarle a la gente como un motivo válido de separación y simplemente dejar que las cosas se fueran enfriando y que todos nos acostumbráramos a esta situación por las buenas, sin problemas ni peleas.

Que estando yo en la m…, ella me dijera un día: “Necesito el divorcio porque me voy a casar” y yo le contestara: “Yo también”.

Yo creo que no haría mayor falta, pues si soy un hijue… repulsivo, controlador, mal proveedor, mal padre y grosero, pues no cambiaría nada si yo me fuera. Inclusive podría mejorar la parte de proveedor. Podría ser un buen proveedor.

Eso es lo bueno de haber caído tan bajo. Que cualquier progreso que tenga es ganancia. Y después de que ella me dejó bajo tierra, ya no tengo nada que perder.

Yo le temía mucho a que ella se pusiera brava y me dejara de hablar si no hacía lo que ella quería. Pero en este momento en que ya vamos para un mes de estar mal, y específicamente desde que comenzó este año estamos muy mal, pues ya no temo que me deje de hablar, ni su indiferencia, ni nada de eso, pues ya está así desde el año pasado.

Este fondo me ha permitido recuperar mi poder.

Ya no tengo que demostrarle nada a ella ni a nadie.

Voy a concentrarme en mi programa y si ella sigue envenenándose contra mí, yo simplemente me seguiré envenenando contra ella en silencio como lo he venido haciendo.

Y si ella trabaja sobre su control y su desaprobación, que lo haga. Si no lo hace, que no lo haga, pero que eso no me saque de mi proceso que lo estoy agarrando con tanto juicio en este momento.

Así el día en que ella me mande para la m…, espero estar preparado e irme para la m… Ojalá pueda hacerlo antes de que ella tome la iniciativa.

Siento que no estoy bien. No he podido parar de comer, luego de alguna manera me estoy sintiendo vacío, pero espero poder trabajar en mí y lograr salir adelante en esta crisis, ya sea con ella o sin ella. En este momento estoy sin ella y estoy haciendo lo que tengo que hacer. Espero poder seguir manteniéndome así.

Yo creo que los días en que mi vida se acababa si se acababa mi relación sentimental, están muy atrás.

En este momento, si esta m… se acaba, sé que me dará muy duro, pero no me voy a morir. Probablemente salga fortalecido y finalmente logre éxitos en la dimensión sentimental que tanta guerra me ha dado.

(Vale la pena aclarar que después de esta crisis, Ernesto y su esposa están muy bien.

Hablaron las cosas, se dijeron cómo se sentían… y aunque Ernesto compartió con nosotros lo que pensaba, no se lo dijo a ella en esos términos, sino buscó el acercamiento de una forma conciliadora, pero sin caer en lo que había descubierto que le había hecho tanto daño en la relación: La búsqueda desesperada de aprobación.

Ernesto recuperó su esencia y su esposa lo quiere y admira más desde que es Ernesto, que cuando estaba convertido en el títere de ella.

Pero hay que tener en cuenta que para que este cambio llegara para quedarse en Ernesto, le tuvo que doler lo que antes era la «normalidad» en su vida)


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Ramiro Calderón

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