La información que los medios de comunicación publicaron sobre el Sínodo de la Familia es clara evidencia que lo que falta es periodismo y medios de comunicación serios y responsables con la sociedad.

Recientemente en una columna publicada en El Espectador, titulada “Las noticias que no son”, Hernando Gómez Buendía, académico, periodista y activista político colombiano, director y editor general de la revista Razón Pública, manifestaba que “los medios nos distraen cada día con noticias que ocupan muchas horas, pero no son noticias”. Y se refería específicamente a que “los periodistas y los comentaristas se embocan en la noticia, pero la toman por el lado que no era”, y cita ejemplos de política, proceso de paz y otros.

Y estoy totalmente de acuerdo con Gómez Buendía. Aquí, como en otras partes del mundo, los medios inundan sus impresos, emisiones, telediarios y redes sociales con noticias que no son noticia, las magnifican, centran su atención en lo que no es, tergiversan, manipulan, esconden. Algunos de ellos retienen la información, acomodan los hechos, modifican la verdad. Y todo esto tiene graves consecuencias: se desinforma y manipula.

Un caso: el reciente Sínodo de la Familia, convocado por el Papa Francisco.
Casi ningún medio tuvo la delicadeza de explicar qué es un Sínodo, cuáles eran sus objetivos, quiénes estarían allá, qué debatirían, qué pasaría después. No, no lo hicieron por pereza (50%) y por una clara estrategia desinformativa (50%) para centrar el tema en otras cosas, que solamente fueron una pequeña parte de todo lo discutido.

Un Sínodo es una asamblea de obispos convocados por el Papa y tiene como tarea ayudarlo en el gobierno de la Iglesia universal dándole su consejo. Fue creado por Pablo VI el 15 de septiembre de 1965, en respuesta a los deseos de los padres del Concilio Vaticano II de mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar. Entonces no es algo que nació de la noche a la mañana, producto de la imaginación de Francisco.

El Sínodo fue un importante encuentro para debatir la mejor forma de apoyar a las familias del mundo. Imagen tomada de www.unav.edu

El objetivo de este Sínodo no era debatir sobre aquello que está de moda y que es lo políticamente correcto; el fin era otro. De acuerdo con Cardenal Ezzati, el “objetivo del Sínodo era que todas las familias pudieran conocer la misericordia de Cristo”, es decir, allí se debatirían de forma abierta y franca temas relacionados con la familia, sus oportunidades, amenazas, apoyo evangelizador y dar un mensaje universal de esperanza en la palabra de Cristo, así como reconocer a todas aquellas familias que afrontan problemas, dificultades, y que siguen adelante, se mantienen unidas y son testimonio de vida, ejemplo y fe. Y además, el papel que debe cumplir la Iglesia para ayudar a las familias.

¿Pero qué hicieron los medios de comunicación? Obviar eso antes, durante y después del Sínodo y centrarse en temas marginales y publicar que cuando la Iglesia afirma que está abierta a todos es muestra de apertura y progreso. Qué pena ajena me da, porque es evidente muestra de una total ignorancia ya que el mensaje central del cristianismo, desde hace más de 2.000 años, y que sigue la Iglesia, es precisamente eso: abierta a todas a las personas, con sus virtudes y miserias. No es nuevo, no es chiva, es antiquísimo.

Y como siguen centrados en lo que no es una vez finalizado el Sínodo, yo les ayudo con algunas conclusiones extraídas del documento parcial, porque se seguirá trabajando en pro de la familia en el 2015, ya que se reconoce su valor social, el bien común que representa y su insustituible rol como primera escuela de la humanidad:

– “Los Padres Sinodales manifiestan a las familias su admiración y gratitud por el testimonio cotidiano que ofrecen a la Iglesia y al mundo con su fidelidad, su fe, su esperanza y su amor”.

– “Ante todo, está el desafío de la fidelidad en el amor conyugal. La vida familiar suele estar marcada por el debilitamiento de la fe y de los valores, el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el stress de una ansiedad que descuida la reflexión serena”.

– “Se asiste a no pocas crisis matrimoniales, que se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción cristiana”.

– “Es admirable la fidelidad generosa de tantas familias que viven estas pruebas (enfermedades, hijos especiales) con fortaleza, fe y amor, considerándolas no como algo que se les impone, sino como un don que reciben y entregan, descubriendo a Cristo sufriente en esos cuerpos frágiles”.

– “Pensamos en las dificultades económicas causadas por sistemas perversos, originados “en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” (Evangelii gaudium, 55), que humilla la dignidad de las personas”.

– “Pensamos en el padre o en la madre sin trabajo, impotentes frente a las necesidades aun primarias de su familia, o en los jóvenes que transcurren días vacíos, sin esperanza, y así pueden ser presa de la droga o de la criminalidad”.

– “Pensamos también en la multitud de familias pobres, en las que se aferran a una barca para poder sobrevivir, en las familias prófugas que migran sin esperanza por los desiertos, en las que son perseguidas simplemente por su fe o por sus valores espirituales y humanos, en las que son golpeadas por la brutalidad de las guerras y de distintas opresiones”.

– “Pensamos también en las mujeres que sufren violencia, y son sometidas al aprovechamiento, en la trata de personas, en los niños y jóvenes víctimas de abusos también de parte de aquellos que debían cuidarlos y hacerlos crecer en la confianza, y en los miembros de tantas familias humilladas y en dificultad”.

– “Reclamamos a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos de la familia para el bien común”.

– “El amor del hombre y de la mujer nos enseña que cada uno necesita al otro para llegar a ser él mismo, aunque se mantiene distinto del otro en su identidad, que se abre y se revela en el mutuo don”.

– “El amor conyugal, único e indisoluble, persiste a pesar de las múltiples dificultades del límite humano”.

– “Nosotros, los Padres Sinodales, pedimos que caminen con nosotros hacia el próximo Sínodo. Entre ustedes late la presencia de la familia de Jesús, María y José en su modesta casa. También nosotros, uniéndonos a la familia de Nazaret, elevamos al Padre de todos nuestra invocación por las familias de la tierra:

Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una familia libre y unida.
Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.
Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y a jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel.
Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos, a gustar la serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad.
Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia».

Es una lástima que una necesidad inmensa, como es promover más y mejores familias, fuertes y unidas para soportar las crisis sociales, económicas y ambientales que vivimos, y garantizar un futuro digno para nuestros hijos, haya quedado en el segundo plano del amarillismo y la urgencia de sobrevivir publicando noticias ajustadas a los intereses de unos pocos.

Como lo dijo Gómez Buendía, “el problema más grande de Colombia son sus medios de comunicación”. Y en buena parte nosotros tenemos responsabilidad ya que tragamos entero, sin consultar otras fuentes, sin analizar, sin criticar.

Clic: Si desea consultar el texto completo, visite el sitio oficial de noticias del Vaticano. Este es el enlace: http://www.news.va/es/news/sinodo-agradece-a-las-familias-del-mundo-su-testim

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