Esta semana se presentaron dos noticias aparentemente contradictorias para el cine nacional que, no obstante, guardan una estrecha relación: La publicación de un informe de El Tiempo (que puede verse aquí) sobre la «preocupante caída de taquilla de cine colombiano» y el anuncio del «gran premio» (estímulo integral) con el que el Fondo de Desarrollo Cinematográfico premió a dos producciones financiando (como el nombre lo indica) a dos largometrajes colombianos con cerca de un millón de dólares para cada uno.
El informe sobre la preocupante caída de la taquilla para el cine colombiano compara la taquilla nacional con la de películas de los grandes estudios de Hollywood y con el comportamiento del público colombiano frente a su cine y es común que en este tipo de estudios se hable de un «divorcio» entre el cine colombiano y su público; pero recordemos que para que haya un divorcio primero tuvo que haber un matrimonio y es claro que entre los espectadores colombianos y el cine nacional nunca ha habido una buena relación (situación que se presenta exactamente igual en la gran mayoría de los países latinoamericanos).
El caso de 2014 (que ya venía dándose desde 2013) tiene que ver, a mi juicio, con una estabilización de las condiciones «reales» del mercado cinematográfico colombiano. El cine colombiano tiene que competir en salas con las megaproducciones de Hollywood y la apatía o animadversión de público y exhibidores. 2012 fue un año record en buena medida por la confluencia de las dos primeras partes de El paseo, películas que rompieron records de taquilla y que aportaron sus cifras a 2011 y 2012 al haber sido estrenadas en diciembre y mantenerse en salas en enero. La tercera parte de esta «saga» no tuvo un buen comportamiento en salas y las últimas películas del «rey Midas» colombiano Dago García no han sido tan exitosas.
Por otra parte, el premio para dos largometrajes no incrementó la bolsa de apoyos para el cine nacional si no que, por el contrario, redujo la posibilidad de que nuevos proyectos se hagan, aunque me parece bien que haya quedado en manos de dos buenos cineastas como Ciro Guerra y Jorge Navas. Parecería que la fórmula es hacer películas de un mayor presupuesto, pero una regla matemática muy simple nos indica que a mayor inversión se requerirá un mayor recaudo para obtener el punto de equilibrio y la posible rentabilidad.
En su blog de El Tiempo, JuanchoParada plantea que el cine colombiano suele dividirse en tres tendencias: «Las comedias dagogarcianas, la narcoputomiseria (con groserías como parte del combo) y el ‘cine de autor’, que en ocasiones duerme hasta las piedras o elabora complejos discursos para nada estimulantes o reflexivos».
Estoy de acuerdo en que esas pueden ser a grandes rasgos las tres tendencias, pero es importante apuntar que también se hacen buenas películas de género, se cuentan historias sencillas y contundentes y, cada vez más, se hace cine desde las regiones (nada menos este año tuvimos a Mateo- Barrancabermeja, Manos sucias- Buenaventura y Jardín de Amapolas-Ipiales, entre otras).
Con el único fin de contribuir a la reflexión, planteo diez aspectos (entre otros) que deberá tener en cuenta el sector cinematográfico en Colombia con el fin de encontrar el punto de equilibrio entre contar buenas historias y ser rentables:
1- El presupuesto de las películas debería ajustarse a las expectativas de retribución. En lugar de intentar emular el presupuesto de una película de Hollywood, el cine nacional debe acudir a la recursividad, con presupuestos más modestos.
2- Hay que invertir mucho más en la formación de públicos, es la única manera de contrarrestar el avasallador efecto de Hollywood en la forma como se ve el cine.
3- Las películas colombianas deben contar historias muy locales con valores universales y no intentar competir con Hollywood teniendo muchas veces menos del 1% del presupuesto de una película suya.
4- Desde el Estado se debe procurar que los exhibidores mantengan películas colombianas (o latinoamericanas) en cartelera, en condiciones dignas (suficiente tiempo, buenas salas y horarios).
5- El sector cinematográfico debe comprometerse a ver cine nacional. Es vergonzoso que estudiantes de cine y jóvenes realizadores no conozcan su propio cine.
6- Debe prestársele más atención al marketing. En la industria internacional se sugiere destinar el 50% del presupuesto global de la película. No debe seguir pasando que en Colombia la plata se acabe en el primer corte de edición.
7- Hay que hacer atractiva la inversión en cine para las empresas. Quien invierte en cine no es un mecenas y espera algún tipo de retribución.
8- Ante la carencia de buenas historias en Hollywood, el cine latinoamericano puede competir con buenos guiones. Hay que mejorar la formación en escritura audiovisual de los nuevos realizadores.
9- Es necesario avanzar hacia un mercado común latinoamericano de películas que permita que estas puedan verse más allá de los festivales.
10- Desde el Estado se debe avanzar hacia la constitución de salas alternativas de cine y formación de públicos en todo el país que permitan que el cine independiente de todo el mundo pueda verse y entenderse. Con algo de subsidio a la taquilla, podría pensarse también en que las películas colombianas compitieran en salas comerciales con un menor precio frente a Hollywood.
Son muchos los argumentos, pero faltan más acciones. Lo que para mí es claro es que, 10 años después de la ley de cine, hay que ajustar las tuercas y enmendar el camino para que hacer cine sea una buena alternativa para preservar nuestra cultura e identidad como colombianos.
Espere en mi próxima entrega: Videoblog sobre mejores películas de 2014
Para ver otros textos sobre cine y cultura visita Jerónimo Rivera Presenta
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[…] The main problem, according to Iván, is that the characters in our stories (independently of their topic or genre) do not connect with the audience emotionally. People can’t see themselves related to the characters and the script writers and directors don’t pay much attention to generating empathy, sympathy or fascination towards those characters. “We don’t want to sit in a movie theater for two hours to interact with a person whom we don’t click. That makes Colombian movies hard to digest.” Also read: 10 things that just change in Colombian Movies. […]
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Jeronimo de verdad usted cree que el paseo es una película? que eso preserva nuestra cultura e identidad; antes de formar públicos, debemos formar guionistas, directores y actores (pero para eso toca estudiar, no creerse director o guionista). De verdad cree que el estado debe obligar a las salas de cine a promover esas malas filmaciones? En serio cree que una facultad de cine debe perder el tiempo analizando a ¨fondo¨ el paseo?, en todo su análisis falta emitir que el público no traga entero la mediocridad que se produce, así castiga producciones malas sin importar de donde vengan. Promulguemos una Ley que obligue a pasar y ver las películas colombianas en todos los teatros para que Harold y Caracol se llenen de platica, que si no entra nadie no importa igual que el estado les pague la mediocridad. Aclaremos que el estado somos todos y la plata del estado es de todos. viva el subsidio a la mediocridad.
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El cine colombiano no es «El Paseo», pero esa fue la película que más gente ha llevado a las salas de cine en la historia de nuestra cinematografía. Lamentablemente es el cine que la gente quiere ver, lo que no quiere decir que sea el único que se hace. El público colombiano cree conocer su cine por ver tres películas y con base en ese criterio juzga todo. En los últimos diez años se han hecho cerca de 200 películas, algunas muy malas pero otras que verdaderamente valen la pena. Saludos.
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Excelente. Superen el cuento ese de que «por amor al arte». Hay que ganarse la vida y sépase que si lo hace con cine, su cine es bueno. Si la idea es que no le guste a nadie, sólo a tres seudo intelectuales de la pedagógica, pues lo suyo es un ensayo universitario, no cine de la industria. Y por favor, no más porno miseria… Ese tema ya lo despachó «Slumdog Millionaire» y el final, para que vea, no es uno triste. Odiar a Disney es odiar la risa de los niños, odiar a Spielberg es odiar al séptimo arte.
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Hay que tener en cuenta que una cosa son los gustos y otra muy distinta la calidad de las películas, lo importante es que el cine que se proyecte vaya dirigido a todos los públicos y no deje tampoco por fuera a los que no van solo a comer crispetas. Saludos.
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Es importante hablar de este tema y considerar las diferentes opciones. En mi opinion el objetivo debe ser una industria sostenible de contenidos audiovisuales. Proimagenes hace un buen labor apoyando pero el hecho es que proimagenes y demás entidades publicas que quieren apoyar no conocen la industria. Es la responsabilidad del sector de tomar el apoyo que se ofrece en el país y realizar proyectos comerciales que representen un capacidad creativa y técnica a nivel global. Estoy de acuerdo con ser recursivos pero no con enfocarse en temas regionales. El cine y tv son escapes, y pocas regiones en el mundo necesitan un escape de la realidad mas que los colombianos. La palabra clave es ‘comercializacion’ y asi poder darle un poco de apoyo y sostenibilidad al asunto.
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Siendo objetivos, el cine colombiano no nos gusta porque los productores son reiterativos con el tema del narcotráfico, reiterativos en presentar un lenguaje prosaico y grosero y ¿qué decir de la vocalización? es nula.
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