María Laura de Jesús Montoya Upegui, mejor conocida como Madre Laura, fue una educadora y misionera católica fundadora de la Congregación de las Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena. Nació en Jericó, Antioquia, el 26 de mayo de 1874. Su padre, que era médico y comerciante, murió asesinado cuando ella tenía tan solo dos años de edad. Esto ocasionó una difícil situación económica en su familia por lo que su madre se vio obligada a emplearse como maestra de religión. Vivió en una casa de huérfanos, no tenía para comer, para estudiar, para nada. La muerte de sus abuelos fue el golpe de gracia a su precaria situación económica, por lo que se vio obligada a convertirse en maestra con el fin de ganar algún dinero y salir adelante.
Se dedicó a formar jóvenes dentro de la fe cristiana y católica en diferentes escuelas públicas del departamento de Antioquia. Procuró impartir sus enseñanzas siguiendo una orientación religiosa que no era del agrado de todas las autoridades del municipio quienes le pusieron muchos problemas. Sin embargo, las autoridades del departamento la continuaron apoyando hasta que la guerra civil de 1895 obligó al cierre de todas las escuelas. Trabajó desde su casa y en el campo, formando en el catolicismo a la vez que fomentaba su entrega al Señor mediante la oración contemplativa.
En 1901 oficiaba como directora del Colegio de la Inmaculada, en Medellín, que tenía muy buena aceptación entre las personas más adineradas de la ciudad. Sin embargo, en aquel tiempo un escritor, Alfonso Castro, se dedicó a través de novelas y escritos a desacreditar al colegio y a Laura, a tal punto que obligó al cierre de la institución. Como vemos, desde hace años algunos aprovechan su buen escribir y poder para desacreditar, mentir, tergiversar. La diferencia es que las personas recuerdan a la hermana Laura y es ejemplo para muchos. ¿O alguien sabía de la existencia de Castro? Personajes como él hacen daño, pero pasan al olvido y allí se quedan: en la nada.
Tras el cierre del colegio fue trasladada a La Ceja, pero otras poblaciones, entre ellas Marinilla, la invitaron a trabajar en su pueblo y en su escuela. Allí, en Marinilla, comprendió que su labor era evangelizar.
A la edad de 39 años de edad, Laura, junto con seis catequistas, se trasladó a Dadeiba a trabajar con los indígenas Emberá Katíos. El 14 de mayo de 1914 fundó la Congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena con un grupo de catequistas que la acompañaban a las misiones y quienes la apoyaron en todo momento, con el objetivo de hacer apostolado y misiones en las regiones más difíciles y olvidadas. Su misión: crear y establecer centros de evangelización cercanos a las comunidades indígenas y a los más necesitados.
Autora de más de 24 libros, la Madre Laura se caracterizaba por un estilo fresco, natural, propio de alguien sin más pretensiones que servir al Señor. Su autobiografía, “Historia de la Misericordia de Dios en un alma”, es un texto de servicio, agradecimiento, humildad y entrega.
Sus últimos años no fueron fáciles ya que varias enfermedades minaron su capacidad física más no su espíritu de servicio. Postrada en una silla de ruedas, siguió trabajando por los demás, hasta que, víctima de una penosa agonía, murió el 21 de octubre de 1949 en Medellín. Para ese momento la congregación que fundó contaba con 90 casas y estaba compuesta por más de 460 religiosas establecidas en tres países.
La causa para su beatificación fue presentada en julio de 1963 por la Arquidiócesis de Medellín. Su congregación religiosa y misionera recibió aprobación pontificia en 1968. En 1973 la Madre Laura fue declarada Siervo de Dios por Pablo VI. El 25 de abril de 2004 fue beatificada por Juan Pablo II.
“La Ley 1710 de enero de 2014 rinde honores a Santa Laura Montoya Upegui, como ilustre santa colombiana, quien dedicó su vida en defensa de los menos favorecidos, como los indígenas y las negritudes, en una época en donde no existían mandatos constitucionales interculturales.” (Ver: La vida extraordinaria de la Madre Laura que llega a TV está manipulada). Su fiesta se celebra el 21 de octubre.
Inicialmente a la Madre Laura se le reconoció un milagro por la cual fue declarada beata. Pero se le reconoció un segundo milagro en favor del médico Carlos Eduardo Restrepo, quien fue sanado de una enfermedad terminal de manera inexplicable para la ciencia. Su canonización fue el 12 de mayo de 2013 ante más de 80.000 personas en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
Para contarles la historia de la Madre Laura se utilizaron como fuentes a la Conferencia Episcopal Colombiana, la biografía de la Madre Laura que se encuentra en los documentos de la Congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena y diferentes medios de comunicación como El Tiempo, El Espectador y Revista Semana, entre otros, que como vemos dista de algunas pistas que ha dado el Canal Caracol en sus promocionales: hechos ficticios, relaciones de carácter amoroso que nunca existieron, diálogos y palabras de mal gusto, burlas por su físico, entre otros, que según las voceras de la congregación, en entrevista a El Tiempo, “da lugar a que los televidentes seguidores de la serie en mención consideren como ciertos y reales los hechos que allí se describen”. (Ver: “Polémica por serie de la Madre Laura que lanzará Caracol TV”)
Deja un muy mal sabor que el canal no haya permitido a la congregación “conocer el guion de la serie, a fin de evitar escenas de ficción que llevaran a los televidentes a tomar como ciertos hechos, expresiones y manifestaciones que no se presentaron” según indica la congregación, ya que “la programadora no aceptó el diálogo impidiendo el conocimiento del guion”. ¿Por qué?
Hay dos realidades: la primera, es que la Madre Laura era un ser humano, con debilidades como cualquiera de nosotros, lo que es más meritorio porque logró superarlas y llegar a ser una persona de altas cualidades terrenales y sobrenaturales. La segunda, las bio-novelas tienen más de novela que de biografía. Los canales se lavan las manos con el famoso “esta obra audiovisual está inspirada en…” para salvar culpas ya que sobra la ficción y falta realismo. Lastimosamente el grueso de la población no logramos separar la realidad de la ficción y creemos que todo aquellos que vemos a través de una pantalla se ciñe a la realidad o que es la realidad misma.
La televisión es fantasía, un negocio lucrativo que busca vender a como de lugar. Con tal de generar ingresos, los canales de televisión son capaces de modificar la historia del mismísimo Jesús. Por eso hay ver esta historia, y otras, con sentido muy crítico, confrontando hechos con otras fuentes, recurriendo a las fuentes más creíbles, y no tragar entero. No dudo que la producción del canal será impecable, pero dudo, y mucho, de la realidad de los hechos que nos van a contar…
La realidad no existe en la televisión. Lo que existe es la santa manía de contar historias promocionándolas como ciertas. Por ese motivo, los canales y medios informativos deberían aclarar siempre que “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia…”.
Clic: Interesante e imperdible la columna “¡Se venden pedazos de bebés!” de Carmen Villa, publicada hoy en El Colombiano, a propósito del escándalo de la multinacional del aborto, la famosa Planned Parenthood que se lucra al vender las extremidades y algunos órganos de bebés abortados como si fueran cualquier tipo de mercancía.
Vale la pena recordar que esa multinacional de la muerte es aliada de Profamilia en Colombia. ¿Por qué tanto silencio? ¿Qué pensará la sra. Florence Thomas, acérrima defensora del aborto y fiel seguidora de Planned Parenthood? ¿Y el Minsalud Gaviria, que busca despenalizar totalmente el aborto mientras el sistema de salud colombiano se cae a pedazos?
Otro clic: Bien por RCN TV y Masterchef Jr. Ágil, divertido, ameno, inocente, fresco. Lástima que en el horario de la mañana-tarde se le ocurriera repetir la “bio-novela” de Marbel. ¡Qué falta de creatividad!
Imagen tomada de: www.madrelaura.org
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