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¡Albricias!
A un costado de la sala de velación, atestada de gente variopinta más contenta que lacrimosa; una cinta dicta con letras doradas el nombre de los remitentes de un pletórico ramo de flores: La Chata y Hernando. A un lado de la puerta se anuncia el difunto, Armando Orozco...
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