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Historias para solitarios
Amaneció, lo sé, pues aunque mi departamento tiene la misma luz que una cueva, la señora de al lado despertaba a sus hijos para el desayuno. Me alisto en el baño y tomo un trago de vino para empezar; mi reloj está sin batería, pero llega a mis oídos el noticiero matutino y el locutor […]
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