Puesto que el capitalismo y el comunismo convergieron hace mucho tiempo en la común explotación del individuo, las FARC nunca fueron un ejército del pueblo, para el pueblo y por el pueblo sino una gran empresa de mercaderes de coca y de armas, a quienes sus socios capitalistas buscan ahora integrar al mercado legal, por así decirlo
“No es que tema la paz, sino que cada uno busca la suya”. (Agustín, Ciudad de Dios, Libro XXII). Para el Obispo de Hipona no hay paz sino en el cielo, en la Civitas Dei, pues nuestro mundo terrestre, que es la porción más pequeña del Reino de Dios, lo dominan los...