Publicado en:
Todas las almas
Nunca he sido seguidor ni fanático de las corridas de toros. Cuando tenía seis o siete años, mi primo y yo acostumbrábamos gritar “¡Toro! ¡Toro!” tan pronto veíamos en los noticieros una cornada. Aún hoy, a pesar de tener amigos y conocidos asiduos a la fiesta brava,...
Continuar leyendo