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La Sal en la Herida
Estaba mi hija Yeyita susurrando en la cocina con mi suegra, y desde mi cuarto, en un apartamento de 75 metros, pude escuchar, (tengo el poder auditivo de la ‘Mujer Biónica’), “Las cosas se dieron Chavin, normal”, “el ascensor solo, los dos solos…” y se refería...
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