El nombre que se coloque a los impuestos no cambia el efecto real sobre el contribuyente, ni sobre la economía, el nombre es lo de menos y no debe influir en la decisión para imponerlos o rechazarlos por ser más lesivos que el beneficio que pretende dar.
Terminada felizmente la campaña presidencial, en que fue elegido por amplio margen el Programa de Unidad Nacional, se observa con satisfacción que ganó el mejor y que existe una sensación general de optimismo hacia el futuro, en muchos campos. Una de las áreas en donde...