Miré mis manos y sentí una ligera vergüenza. Ya no me quedaban uñas para comer. Eran las seis y cuarenta de la tarde y el rojo titilante de ese inerte reloj de aeropuerto me contaba los minutos como si fueran gotitas de ansiedad en la mitad del ombligo. Después de pasar...
Continuar leyendoQuincuagésimo primer
«Shall the dignity games begin!» se leía en el estado de WhatsApp de mi amigo como una obvia referencia a la saga de Los Juegos del Hambre y me reí de pensar lo que él estaba esperando de mí. Debo decir que no leí ninguno de los libros y apenas vi la primera película,...
Continuar leyendoEra su cumpleaños. Sí, el quincuagésimo primer amor de la vida volvía con toda su fuerza y me arrastraba de nuevo por los oscuros túneles de la probabilidad y de mi propia imaginación. Yo, romántica y fanática de las posibilidades, llevaba días dibujando mariposas y...
Continuar leyendoSiempre hay una boba a la que se le tiene más envidia que a las demás. Y no estoy diciendo que sea envidia de mala entraña, porque de hecho si le digo boba es de cariño. Es esa que tiene la vida tan arreglada que uno acaba alegrándose de sus desgracias amorosas por pura ley...
Continuar leyendoEl próximo treinta de agosto se cumple un año exacto de la confesión más insípida que le he hecho a una amiga cercana: acabo de tener un enamoramiento express en la cafetería. La verdad es que lo insípida no le quita lo trascendental, o por lo menos para mí que doy...
Continuar leyendoCuando alguien pasa más de cincuenta horas de la semana encerrado en una oficina jugando a salvar el mundo con grafiquitos en Excel, empieza a hacer fotosíntesis con el sol que entra por la ventana y las horas de almuerzo son la única excusa para tomar un respiro y comprender...
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