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No sé cuantas veces he escuchado la frase «En América Latina tenemos la ventaja de tener un idioma común, debería ser muy fácil vender nuestras películas a los países vecinos». Creo que esta «clave del éxito» la hemos subrayado todos los relacionados con el sector de la cinematografía alguna vez en nuestra vida. Las cosas, por supuesto, no son tan fáciles.
La semana pasada se llevó a cabo en Bogotá una nueva versión del Bogotá Audiovisual Market, BAM, un espacio que pretende (y logra) abrir puertas de los mercados internacionales a los proyectos nacionales. Dejando atrás la famosa frase, en este espacio se discutieron alternativas para lograr la utopía de que las películas colombianas tengan un período de vida mayor a la semana a la que muchas están condenadas. Aclaro que no pretendo dar cátedra sobre este tema, pues no soy economista, pero quiero plantear algunas reflexiones desde mi condición de cinéfilo y mi relación de varios años con el sector cinematográfico.
Antes que nada hay que repasar por qué las películas nacionales no pasan mucho tiempo en cartelera ni llegan a otros países. La respuesta a este interrogante es tan sencilla como la ley de la oferta y la demanda y permítanme aquí hablar al público que menos sabe de cine. Las películas son «fabricadas» por los realizadores y productores que deben presentarlas en salas de cine (exhibidores) y distribuirlas al mercado nacional e internacional por su propia gestión o por medio de agentes de ventas, que negociarán con distribuidores para intentar ponerlas en salas de cine de otros países. Adicionalmente, los productores buscarán competir en festivales de cine internacionales para ganar premios que le otorguen status a la película y le permitan acceder a otros mercados o financiar nuevos proyectos.
El tema parece muy sencillo, pero hay asuntos que lo complican:
1- Las salas de cine hoy (a diferencia de lo que ocurría antes de los 90) están agrupadas principalmente en multiplex, ubicados en centros comerciales. Esta condición define su razón de ser: la venta y el consumo de productos generados por la proyección de películas (el ingreso por taquilla no suele ser la fuente principal de ganancias). Su objetivo no es necesariamente presentar películas de calidad o prestigio, sino aquellas que lleven grandes cantidades de público al cine para que consuman sus productos alimenticios y de merchandising. Las películas multipremiadas no suelen ser las favoritas del público (de hecho generan resistencia) que, como ha crecido viendo el cine estadounidense, acepta más fácil una película de los grandes estudios que una proveniente de otro país (Colombia incluido).
2- El público cada vez asiste más a cine que a películas. Esta idea, que he comentado varias veces, se basa en el ritual de consumo cinematográfico más usual: ir a cine, comer crispetas y ver cualquier película. Al no tener claro el título desde antes, los espectadores suelen elegir la que tenga mejor «voz a voz» y una mayor campaña de promoción. El presupuesto de promoción de una película de Hollywood suele multiplicar muchas veces el presupuesto total de producción de una latinoamericana.
3- Está comprobado que el «voz a voz» es lo que mejor funciona para el éxito de una película, pero esta condición no sirve al cine colombiano pues cuando una opinión positiva sobre un título nacional llega al espectador, la película ya no está en cartelera.
4- El negocio internacional del cine está en manos desde hace varias décadas de seis grandes grupos corporativos denominados los majors (Fox, Disney, Warner, Universal, Paramount y Sony-Columbia), que manejan entre el 70 y el 90% del mercado mundial y que poseen, además de los estudios de cine, una gran cantidad de empresas dedicadas a la comunicación, la información y el entretenimiento. Estas majors dominan, además, la distribución internacional de películas. Muchas producciones de cualquier país que aspiran a llegar a otros mercados, deben negociar con ellos su distribución, en desigualdad de condiciones. En alguna oportunidad Jack Valenti, el legendario presidente de la MPAA (que agrupa a las majors) afirmó: «Somos el único sector de la economía norteamericana que negocia directamente con los jefes de Estado de otros países».
5- Acuerdos internacionales como el TLC con Estados Unidos favorecen directamente estas condiciones. Los menos interesados en políticas proteccionistas como subsidios a la producción local o «cuotas de pantalla» nacionales son las majors y, por supuesto, el gobierno de Estados Unidos que se beneficia con sus millonarias ganancias.
6- La negociación entre distribuidores y exhibidores suele incluir acuerdos que implican, por ejemplo, la exhibición de películas que no fueron exitosas en Estados Unidos a cambio de la venta de los blockbusters (grandes éxitos de taquilla). La industria de Hollywood obtiene en muchos casos más ganancias fuera de su país que en el mercado local y América Latina es uno de sus mercados más importantes.
El tema es mucho más complejo pero he intentado simplificarlo; sin embargo, no todo está perdido. Aunque Hollywood no tiene interés en ceder ni el más pequeño porcentaje de su margen amplio de ganancias, los productores pueden desarrollar acciones que impidan que su ópera prima sea su última película. Estas son algunas de ellas:
1- Así como hay un amplio mercado dominado por las grandes compañías, cada vez se abren nuevos mercados alternativos que pueden facilitar el intercambio de películas en distintos países con resultados positivos. El BAM es solo un ejemplo.
2- Mientras más modesto sea el presupuesto de una película, más fácil será recuperar la inversión sin sacrificar la calidad.
3- La vieja máxima de la globalización «Piensa global y actúa local» hoy cobra más sentido: contar historias locales con valores universales.
4- Es necesario definir el público objetivo y buscar las plataformas, lenguajes y ventanas por medio de las cuales podría conocer e interesarse en la película.
5- Trazar un plan de festivales desde antes de terminar la película y no «quemarla» eligiendo mal el festival o poniéndola en televisión demasiado pronto.
6- Tomar en serio la estrategia de comunicación y promoción desde antes de terminar la película, pues, por ejemplo, un mal trailer o un poster desafortunado pueden arruinarla.
7- Hoy hay estrategias que por poco precio pueden dar buenos resultados. Incluir elementos como: Influenciadores, redes sociales, productos colaterales, crowdfunding y alianzas en una estrategia de 360° que plantee acciones dentro y fuera de las redes es fundamental.
7- Parte importante del presupuesto de la película debe invertirse en la promoción. En industrias más desarrolladas, el presupuesto para este ítem equivale al 50% del presupuesto de la realización. La película no termina con el último corte de edición, ahí es cuando realmente empieza.
Hacer una película hoy es mucho más barato que hace un par de décadas. La digitalización, el comercio electrónico y una mayor facilidad de acceso a la información han hecho posible que con un presupuesto modesto se puedan hacer productos de alta calidad. El reto ya no es producir; el reto, cada vez más, es destacarse.
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De acuerdo contigo Leonardo. En este post no lo relaciono, pero en el link de «10 cosas que deben cambiar en el cine colombiano» es una de las cosas que menciono: Los realizadores deben empezar a conectarse mejor con su público. Lo importante es entender que el grueso del público conoce muy pocas películas colombianas y suele generalizar y se sobrevalora a Hollywood, aunque lleve tiempo haciendo películas muy flojas. De acuerdo contigo en que hay que aprender las estrategias de Hollywood, siendo conscientes de que no tenemos ni el 1% de sus presupuestos. Gracias por comentar.
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No se le puede echar la culpa únicamente a aspectos externos, este blog asume que las películas son buenas y el problema esta en factores externos, nada mas contrario a la realidad. Empezando por los temas que se tratan en el 90% de las películas nacionales (que no voy a listar porque da vergüenza), pasando por historias flojas, producciones de medio pelo hasta llegar a carencia total de actores reconocidos internacionalmente sin hablar de los efectos especiales y la música que casi nunca se salva. No quiero decir que todas las películas son malas pero hay que mejorar muchísimo antes de aspirar a vender masivamente nuestras películas. Empecemos a cambiar los temas, ya no mas narcotraficantes ni prepagos, en vez de estar criticando la comercialización masiva de Hollywood deberíamos tratar de aprenderles algo.
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Yo entiendo que a muchos no les gusten algunas películas de cine colombiano, a mí hay muchas que no solo no me gustan si no que me sacan la rabia; pero de allí a generalizar…
Lo que no me gusta es la condescendencia con el cine de Hollywood, que hace que les aguantemos cuanto bodrio produzca y lo volvamos taquillero. Que películas como «Transformers», «Los pitufos», «Rápidos y furiosos» y muchas más, con escasos méritos sean un gran éxito y que destrocemos cualquier intento por hacer cine nacional.
Lo he dicho muchas veces, no soy yo el llamado a defender el cine colombiano, pero si queremos hacerlo mejor se necesita que el público vaya a ver las películas y las critique positiva o negativamente. La nueva pregunta sería: ¿Cómo hacer películas que al público le gusten si por prejuicio no se les da la oportunidad?
A los que leyeron el artículo, además del título, muchas gracias.
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Porque son muy cursis, sin elegancia, sin estilo, sin un fondo ejemplar y educativo, sin un mensaje que aporte algo positivo para el cineasta, solo violencia, narcotráfico, escándalos bochornosos y violentos, y una que otra vulgaridad.
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La falta de demanda por el cine colombiano muestra que al público no le gusta lo que se produce aquí. Y los productores locales no han logrado entender este mensaje. Siguen encasillados en (1) narcotráfico (2) guerrilla y terrorismo (3) sicarios y habitantes de calle (4) humor ridículo. Esta es la imagen que el publico colombiano tiene de su cine nacional. Si se produce alguna película diferente, el publico no logra saberlo. Y repito, estos temas no le gustan al público. Las películas colombianas parecen otra telenovela mas, de esas pésimas producciones que inundan la pantalla chica.
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La tecnología en cierta medida ha desplazado al hombre de las salas de cine. Un televisor de 50 pulgadas y un DVD, son elementos necesarios para ver una película desde la casa, sin necesidad de salir de casa,
La tecnología en cierta medida ha desplazado al hombre de las salas de cine, lo ha reducido al ámbito de su propia casa. Un televisor de 50 o más pulgadas y un aparato de DVD, son los elementos necesarios para esta satisfacción personal. En los centros comerciales uno encuentra una oferta que no satisface las expectativas de una persona que quiere ver una buena película. En los centros comerciales uno se encuentra con un montón de personas, se compran crispetas y a la salida se toma gaseosa, eso es cierto. Por ejemplo en algunas salas se está proyectando la LA TIERRA Y LA SOMBRA, y en esas salas se siente la comodidad de poder apreciar la película sin mayores obstáculos porque el personal interesado en su proyección es muy reducido y en realidad son personas que se interesan por el contenido de la misma, de tal forma que no se sienten los celulares, lo que si es característico en los centros comerciales.
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Si las películas son como las que hace ese director de pacotilla dago García como » mi gente linda mi gente bella» película estupida y así se conforman muchos directores de cine aquí en Colombia con películas de humor bien ridículas, en vez de hacer películas que tengan géneros de terror, fantasía, etc no solo relacionadas con humor, narco y prepago, a los directores colombianos les falta creatividad mental y no seguir con lo mismo.
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Critican el cine Colombiano, lo tachan de basura y no hay nada más malo, monotemático, previsible y violento que ese cine gringo y el 99 por ciento de las películas que son éxito en taquilla, nos criaron para despreciar y menospreciar lo que hacemos, y así es todo nivel y aspecto
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Les falta historia, trama, y sobre todo no más violencia! o son narcos o comedias con personajes súper ridículos. muy pocas que valga la pena ver. Nosotros al ver la cartelera de plano descartamos las colombianas, y cuando por alguna razón caemos y entramos, la lección siempre es la misma, no debemos botar la plata en estas películas. En el 99.9% de los casos 0 trama, 0 efectos espéciales, 0 lecciones 0 buenas actuaciones, asi como esperan atraer el publico?
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que pregunta tan estupida, más o incluso más que la basura escrita en semejante «disque» editorial. El cine colombiano no se vende, porque con muy pocas excepciones, venden la misma mierda de siempre, droga, narcos, prepagos y violencia. Hay que tener dos dedos de frente para creer que van a seguir vendiendo la misma basura siempre. Directores y productores con buenas ideas si hay, lo que pasa es que es más fácil vender basura recocinada, usando clichés que de hecho ya son bien ofensivos para los colombianos de bien, para los que no son narcos, ni prepagos, ni asesinos, en fin para los no uribistas. La realidad, es que esas peliculas de medio pelo se seguirán produciendo, ellos tienen la plata y la influencia para hacer que semejantes adefesios sigan siendo rodados. Que asco. Gracias a gente como Ciro Guerra que si sabe de cine y de arte y a Harold Trompetero que trata de mostrar una cara, la más real y decente de Colombia.
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Desde la década de los setentas, nos dolíamos de loa errores a escala nacional en todas las circunstancias de nuestro desarrollo, y en especial, las artes, las letras y el cine… ¡ Y qué tristeza ¡ … No hemos aprendido nada. Por las calles, nuestros artistas empíricos se mueren por descuido de parte y parte. Nuestro nacionalismo no es el mejor. Nuestros dirigentes se parcializan sin aprender donde están los verdaderos actores ni los temas de competencias adecuados. Nuestras organizaciones se mueren por cansancio, las puertas de que se hablaba nunca se nos abrieron. Los gobiernos han descuidado la verdadera educación ancestral. Hay más retroceso que adelanto en los verdaderos valores y nacionalismos y por esas faltas tan graves no se paga el cine nacional.
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la unica pelicula buena colombiana fue el taxista millonario con el gordo calors benjumea, de resto entre el diablo y escoja, todas son una porqueria y solo realitys de margarita rosa que ya nos tiene mamados
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Sugiero que se suprima ese acento campesino del interior colombiano que resulta fastidioso para personas de origen citadino, de paises con mas raigambre urbana como los argentinos, chilenos, uruguayos, cubanos ect, es una diccion sosa y sin brillo. igualmente usar un lenguaje mas neutro y menos regional como parce, que pereza, o gripa y por ultimo cambiar la tematica del heroe narco o de las imagenes grotescas de fernando vallejo
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En los 90´s se empezó a formar un público. Con historias como La Estrategia del Caracol, Ilona llega con la lluvia, Sístole y diástole ( se las recomiendo )…pero nos sacarón corriendo con las narco historias. Que pereza salir deprimido de una sala de cine. No significa que necesariamente se hagan comedias. NO. Pero si historias nuevas.
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Hay muchas historias nuevas que se han presentado y nadie las vio porque duraron menos de una semana en cartelera y conozco más de 40 proyectos nuevos muy distintos y para todos los gustos. Debemos superar los prejuicios. Lamentablemente la gente se queja de las comedias populares y de las narcohistorias y son las que más se ven. Saludos.
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Que articulo tan malo, las llamadas películas colombianas no tienen éxito porque son un verdadero desastre, algo mas malo que el paseo, imposible, es tan ignorante el llamado director (Harold Trompetero) que dice que las ¨piedras de Tunja quedan en Faca, que bestia, son las piedras del Tunjo. Y así todo, tramas mal elaboradas, escenas estúpidas, diálogos que no cree nadie, cámaras mal manejadas Si no tenemos forma de hacer ni un programa de televisión medianamente decente, ni soñar con una película, con los mismos directores y actores mediocres. Para su información si de casualidad se llegase a hacer una película medio buena, en taquilla le va bien (como excepción esta la estrategia del caracol, que le fue bien en taquilla), que menos mal no tiene nada que ver con Caracol. Si nuestro director estrella es Harold, de ahi para abajo ni el diablo puede escoger.
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Lamentablemente no es así, lo invito a revisar la taquilla de las películas «malas» vs las de las películas «buenas». Los mayores éxitos de taquilla (no solo en Colombia, sino en el mundo) son películas sin muchos méritos cinematográficos y las películas ganadoras de premios y reconocidas por la crítica y por los académicos llevan poco público a las salas. Lo ideal es hacer películas que gusten al público sin sacrificar la calidad, pero no es fácil.
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Porque la mayoría de ellas son monotemáticas:narcotráfico,narcotráfico y más narcotráfico,ah, se me olvidaba: Violencia.Me equivoco ?
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Lo he dicho en otros artículos, las películas colombianas que hablan de estos temas (y resaltan ese estilo de vida) son la ínfima minoría, pero son las que el público prefiere. Por una película con esas características, pueden haber 20 diferentes que poca gente ve. Saludos.
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