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Este 21 de octubre de 2015, un Delorean volador proveniente de 1985, aterrizará en un pequeño pueblo californiano. No se trata de una profecía, ni mucho menos, pero millones de fanáticos en el mundo esperan esta fecha desde que en 1989 Robert Zemeckis la escogiera como punto de llegada en el futuro para el viaje en el tiempo de Marty McFly protagonista de la saga «Volver al futuro». Por estos días muchos cedemos a la tentación de hablar de este tema, pues pocas veces el cine nos ha ofrecido la oportunidad de comparar ficción y realidad, a partir de una fecha concreta.
Mucho se ha dicho ya sobre la patineta y los autos voladores, los tenis y chaquetas autoajustables y los inventos que la película ochentera presentó. «Volver al futuro», sin embargo, no es estrictamente una película de ciencia ficción porque, a pesar de que nos explica algunas teorías, su concepción del hipotético 2015 del futuro es más lúdica que científica. Sin embargo, algunos temas que aparecen en la película hacen parte de nuestra vida cotidiana. Juzguen ustedes.
1. Invasión a la privacidad: No sólo los gobiernos, sino también las grandes corporaciones como Google y Facebook (dueño de Whatsapp) tienen acceso a muchísima información de cada uno de nosotros. Nuestros gustos, hábitos, intereses y opiniones están a su alcance y esto ha llevado a la emergencia de lo que algunos denominan la web 3,0 (un entorno semántico intuitivo diseñado para cada usuario). La ruptura de la frontera entre vida pública y privada ahora no es un problema exclusivo de las celebridades, cualquiera puede ser famoso en el mundo por las mejores o peores razones.
En la película se usan las huellas digitales como mecanismo de identificación (hoy se usa la identificación biométrica para procesos electorales, acceder a edificios, abrir nuestro carro, desbloquear nuestro celular, entre otros). Usan gafas que permiten ver información particular de cada persona (Google Glass ofrece lo mismo), los pagos se pueden hacer electrónicamente (el E-commerce es cada vez más usado y podemos pagar con tarjetas en muchos establecimientos) y hay cámaras que todo lo vigilan (hoy los drones pueden acceder a cualquier lugar con facilidad vulnerando la privacidad y seguridad de cualquiera).
2. Intercomunicación permanente: Una obsesión actual es la de estar permanentemente conectados. No hay peor tragedia que dejar el celular en la casa o que nos corten el Internet, así sea unos minutos. En la película los miembros de la familia se sientan a la mesa y cada uno está mirando contenidos en sus gafas (parece un retrato de un almuerzo familiar en donde todos miran sus pantallas) y también aparece una escena en donde el McFly de 2015 habla con su jefe a través del televisor (hoy vamos más lejos y gracias a programas como Skype, podemos hacer videollamadas desde nuestros teléfonos a cualquier lugar del mundo).
3. Entretenimiento y múltiples pantallas: En su visita a 2015, Marty McFly se vio rodeado de pantallas. Desde el camarero que le toma la orden en el «Café 80’s» hasta el enorme holograma de «Tiburón 19» que amenAza con comérselo, las pantallas están en todas partes. Multioferta de canales de programación (como los que ve el joven hijo de Marty en su televisor), Simuladores de realidad virtual (como las ventanas digitales de la película), Juegos intuitivos que capturan el movimiento del cuerpo (y que nos permiten jugar sin manos, como insinúa el niño que se extraña al ver que éstas se usaban en los 80’s), oferta dirigida a cada usuario y el culto al entretenimiento hoy hacen parte de casi todas las esferas de nuestra vida, privilegiando muchas veces la forma y la experiencia sobre el contenido.
4. Culto a la nostalgia: Es curioso que el hijo de Marty McFly prefiera como punto de encuentro con su antagonista al Café 80’s. Ese culto a la nostalgia, que aparece como un guiño en la película, está cada vez más presente hoy. Desde las películas reencauchadas (tema del que hablé aquí) hasta los bares y emisoras temáticas de casi todas las décadas hasta la moda que, a diferencia de lo que pasa en la película, hoy se parece más al pasado que a un cibernético futuro.
5. Medio ambiente: A pesar de los grandes avances en la investigación medioambiental y en el uso de energías renovables y basadas en la reutilización de los desechos, el petróleo sigue siendo el motor de la sociedad actual. En este punto la película fue optimista al mostrar que el Delorean del futuro puede ser impulsado por basura, pues la realidad nos muestra que mientras los grupos petroleros mantengan su inmenso poder, otro tipo de energía no será preponderante. Por el contrario, se empieza a ver el esfuerzo de muchos gobiernos del mundo por impedir o castigar el uso de fuentes de energía como la eólica o la solar. Están comprobadas las ventajas del automóvil eléctrico y hay interesantes experimentos como el autobús británico que funciona con energía de los excrementos, pero obviamente hay intereses económicos que no permitirán en el corto plazo que esto se popularice.
Más allá de la propuesta estética de la película y los curiosos aparatos que nos muestra, hay temas que anticipó y que sí hacen parte de nuestra vida actual. Lastimosamente en Colombia no solo no se hace justicia más rápidamente si no que el retraso en la infraestructura vial de ciudades como Bogotá nos hace suspirar al escuchar una frase como «En el futuro no necesitaremos carreteras».
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