Un pequeño cuento de Navidad… ¿Cuántos personajes así no habremos conocido? Se llamaba Hugo, como pudo tener cualquier otro nombre, toda su vida había sido infeliz, y lo sabía. Es más se vanagloriaba de ello. Le importaba un comino, una reverenda mierda, dicho en sus propias palabras. La infelicidad lo blindaba. Le permitía ser inescrupuloso […]
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El tío de Caliche, Antonio, vivía en un barrio que quedaba en las afueras de la ciudad, en una vía que comunicaba a la capital del departamento con otros municipios del norte. El barrio no era muy grande, tenía unas tres o cuatro calles y estaba rodeado de fincas, unas de...
Continuar leyendoPor estos días vimos una invitación universitaria a una charla en la ciudad de Medellín, el objetivo era explicar el proceso de reclutamiento de profesionales con conocimientos en inteligencia artificial; la empresa está ubicada en Silicon Valley, en California. Me dije...
Continuar leyendoPor estos días ando en una tusa extraña. De esas inesperadas o que se experimentan por primera vez: un cambio de casa. Al parecer, un año en ese apartamento fue suficiente para que me haya quedado un recuerdo entrañable del sitio, las personas, los árboles, los pájaros. Por eso, aquí estoy recordándolo. Recordando el ambiente […]
Continuar leyendo¿Cuántas paganas conocemos, con esta o historias diferentes? A los 17 años me convertí en mujer cuando me enamoré de un hombre mayor. Con él aprendí a beber coñac, a ponerme vestidos y a usar corsé. La niña de papá y mamá ya era bienvenida en las ligas mayores....
Continuar leyendoHay un montón de pendejos de todos los rincones del país que me deben demasiado. Gracias a mí, ahora los invitan a eventos, van a fiestas. Les mandan regalos. Van a conciertos. A algunos hasta les pagan. Unos más babosos hablan del «cliente» solo porque les regalaron un...
Continuar leyendoFue una mañana calurosa, espesa, y con mucho cansancio. Martina había dormido en la casa de mi mamá para que yo la viera al despertar, luego de un largo viaje. Sin embargo, haber llegado el día anterior a las 3 de la mañana no hizo nada agradable levantarme a las 6 a.m....
Continuar leyendoLa casa de los abuelos se quedó sola en esa tarde de agosto. Los Ocobos habían dejado regadas sus flores por el suelo. Recorrimos uno a uno los cuartos; como quien busca algo que se le perdió hace muchos años y no recuerda qué. Éramos ella y yo, ella visiblemente más...
Continuar leyendoBuenas tardes. Porque las quiero mucho. Porque se han convertido en un elemento indispensable en mi cochina vida. Porque representan la anarquía y la revolución corporativa/tecnológica/ciudadana en contra de un estado corrupto, opresor y ladrón; de un sistema arcaico,...
Continuar leyendo“Me dicen Tico”, pronunció tímidamente el hombre a quién le regalé la cobija y que me había causado tanta intriga desde hace algunas semanas cuando yo lo veía desde mi ventana. Por fin había conseguido llevarle un almuerzo después de que días antes la lluvia o algún imprevisto con mi pequeña bebé me impidieran salir […]
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