La Rusia joven y alegre que hospedó el Mundial de fútbol y recibió a los hinchas con afecto, hace parte también de una débil sociedad asalariada que revendió sus entradas pero gozó de la fiesta. Pantallas gigantes, animadores, selfie-spots, souvenirs, comida chatarra y(...)
![Profile image](http://blogs.eltiempo.com/wp-content/uploads/sites/787/2018/06/Tribuna-global-100x100.png)